Define Andrew M. Lobaczewski, psiquiatra polaco estudioso de la naturaleza del mal, a la ponerología como el origen del mal en la sociedad, “facilitada por la incapacidad de la mayoría de los individuos de detectar personalidades patológicas, quienes consideran ciertas conductas como normales cuando no lo son, y la tendencia generalizada a volverse una colectividad rígida, egocéntrica, inmoral o extremadamente moralista e incongruente”.
La doctora Gaby Soulé, experta en trastornos mentales y emocionales, aplica dicho concepto a la era de Donald Trump, en Estados Unidos, pero vale la pena rescatar su análisis para la actualidad de México en el actual proceso electoral: un país polarizado, con rencor, enojado y violento extremo hasta en los discursos. Al borde, pues, de la ponerización.
Estas sociedades, escribe Gaby, “se fundan con individuos que comparten ideologías semejantes. En su inicio incluso pueden sustentar valores genuinos que impliquen objetivos de justicia dentro de los parámetros de la razón; sin embargo, durante el proceso de ponerización, sus miembros tienden a justificar las propias acciones patológicas e inmorales a partir del deseo radical de lograr los propósitos para los que fueron creados”.
Sigue: “Así, las personas ponerizadas se auto eximen de la ética humana y quedan compelidas en una continua dualidad de valores e ideas, cuyo axioma central es ‘el fin justifica los medios”. Explica que una comunidad “ponerogenética con intenciones de dominio político-social y con cierta penetración y permanencia, podría gestar una auténtica enfermedad social”.
Ejemplos de este tipo de sociedades, refiere la autora, son las que llevaron a Adolfo Hitler al poder en Alemania, o las que convirtieron a Donald Trump en el presidente de la nación más poderosa del planeta, aunque podría decirse lo mismo de los que hicieron triunfar a Fidel Castro, en Cuba; o a Hugo Chávez en Venezuela.
Lobaczewski nos detalla el desenlace que tienen: “tienen una amplia tendencia a estar compuestas por personas con perturbaciones psicológicas, lo que facilita su coalición, desarrollo y, por suerte –debido a su potencial peligro— a mediano o largo plazo también su extinción”.
Veámonos, por adelantado, en ese espejo.
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Rindió frutos para Karen Quiroga su trabajo como coordinadora del programa PrepaSí. El domingo, jóvenes de Iztapalapa, demarcación de la que pretende ser alcaldesa, le expresó su apoyo. Eso sí, le pidieron destinar presupuesto para pagarles el curso de preparación al examen de la Comipens, y así ingresar al bachillerato y universidad pública (UNAM e IPN), con mejor preparación. Ella asumió el compromiso por los jóvenes, con el objetivo de que los jóvenes de esa delegación no queden marginados de esas instituciones.
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EN EL VISOR: Con el pie derecho inició el informativo matutito El Heraldo de México, conducido por Alejandro Cacho y Alma Saint Martín, con brillantes participaciones de Héctor Quispe y Samuel Ocampo. Vaya que será referencia obligada. Porque dará nota todos los días.