Tras 40 días de iniciada la precampaña y a 160 días de la elección, los focos rojos están encendidos en Los Pinos.
Lo hecho por el precandidato del PRI no ha dado resultado y el boom que tuvo su destape, quedó en anécdota. Los refuerzos que podrían ayudarle, no llegan; y los que le restan, lo rodean. A eso hay que sumar la desorganización interna, y la lucha de poder y control de la campaña, que ha llevado a que entorno a José Antonio Meade no haya uno ni dos, sino tres cuartos de guerra. La falta de ruta es notable también en la pauta de spots del precandidato. Un mes después se sigue escuchando su mensaje navideño. Algo no anda bien.
En el camino, AMLO es amo y señor de la contienda, luce cómodo, de buen humor y sigue creciendo en las encuestas (Mitofsky); Ricardo Anaya amalgama polos opuestos en la coalición Por México al Frente y parece haber sorteado lo más difícil, el reparto del pastel entre quienes poco o nada tienen en común, para concentrarse en golpear a Meade, sin tocar al tabasqueño.
Al precandidato priista le llueve por todos lados. No solo está en el torpedeo externo, adentro también recibe una tunda.
Si en las pláticas de sobremesa ya es común el “Meade no levanta”, y en las columnas de trascendidos se maneja cada vez más un posible “cambio de candidato”, en el primer círculo del presidente Peña Nieto ven “urgente un ajuste en la estrategia”. Es más, cuentan off the récord, “es urgente que haya estrategia”.
El malestar que va pegando también en el ánimo, es compartido por no pocos priistas. Un gobernador y un influyente senador describen un diagnóstico similar: Meade busca el apoyo del PRI, pero se avergüenza del PRI.
Y van más allá. “Pide que lo hagamos suyo, pero él nos cierra la puerta”; “Sé que varios hemos preguntado ‘cómo ayudamos’ y la respuesta es que ‘hay que esperar’. A lo mucho nos piden apoyo para labores menores”; “Si no nos toman en cuenta en campaña, qué nos hace pensar que lo harán si ganamos”, nos dicen.
En el equipo de Meade aseguran no estar preocupados. “Esto apenas arranca”, señalan. Y sí, falta mucho, pero cada vez falta menos.
Si hoy fuera la elección, coinciden las encuestas, AMLO ganaría la Presidencia. En segundo lugar llegaría Ricardo Anaya y Meade estaría en tercero.
A 160 días de la elección, un precandidato parece subir como la espuma; otro ya cruzó la aduana que más daño podría generarle, aunque con bajas sensibles; el tercero hace agua, al menos ante la opinión pública.
Las campañas también son percepción y si Meade se estanca en la idea cada vez más difundida y comentada de que “no levanta”, entonces, en efecto, no levantará y estará fuera de la contienda antes, siquiera, de haberse terminado de poner los guantes y subirse al ring.
-Off the récord
Imponer a Roberto Albores, a costa de perder al Verde, aliado clave en Chiapas, y pasando por encima del mejor posicionado para la gubernatura, el senador Luis Armando Melgar, se suma a las malas decisiones que el PRI hará cargar a Meade. No disparan ni en defensa propia… A propósito de decisiones, la anunciada ayer por la senadora Gabriela Cuevas de abandonar el PAN e irse con AMLO, viene acompañada de una plurinominal por Morena.
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