Autocontención y diálogo

Por: Armando Hernández/Magistrado presidente del Tribunal Electoral de la CDMX A lo largo de nuestra vida, como seres individuales y sociales, estamos dependientes de nosotros mismos y de la sociedad, pensemos que cuando nacemos somos incapaces de sobrevivir sin la protección de quienes nos cuidan, incluso ya de adultos seguimos teniendo necesidades como las fisiológicas o las psicosociales, tales como reconocimiento, autoestima, seguridad, pertenencia a una comunidad, confianza, etc. También hay dependencias creadas por el entorno social o económico; por ejemplo, las necesidades que el capitalismo actual crea en nosotros. Sin embargo, a pesar de las necesidades que se van generando a lo largo de nuestra vida en todo momento por convencionalismo o por normatividad, existe la exigencia de ir moderando o adaptando nuestras necesidades a los requerimientos y estándares socialmente aceptados. Es aquí donde entra en concepto de autocontención, es decir, la sujeción o freno de los impulsos o emociones propios con el objetivo de hacer armónicas las conductas de cada uno de nosotros con las de los demás a fin de lograr la estabilidad social. Tipos de contención tenemos las internas con motivo de la ética o moral de cada individuo y las externas producto de los condicionamientos sociales. Por ejemplo, en materia jurídica el juzgador siempre debe ceñirse a los criterios jurídicos previstos para el caso concreto y por ello surge una contención externa que le impide realizar tal conducta moderando sus impulsos, creencias o emociones e, incluso, desviación de la ley con una indebida aplicación de los textos jurídicos. En materia política es momento de ser conscientes de nuestras circunstancias y empezar un cambio que es necesario. Las diferencias ideológicas, políticas, jurídicas, personales, etcétera, que son una consecuencia natural de la interacción social debemos resolverlas con el dialogo y bajo la dirección institucional que hemos creado para el efecto. Pareciera que nada nuevo se dice, pero lo que se busca enfatizar es que hagamos un ejercicio de autocontención de nuestras dependencias naturales como es la pasión, el desbordamiento de aquellas conductas que lejos de abonar a la discusión con argumentos buscan denostar o incitar a la exclusión. De lo que se trata es que en cualquier escenario es inmejorable que controlemos, contengamos o moderemos nuestras emociones y conductas que lejos de sumar ideas y propuestas busquen el enfrentamiento. Como sociedades civilizadas hemos construido a lo largo de mucho tiempo instituciones que legítimamente no sólo sirven como un control externo de nuestras necesidades, sino que, son las que deben conocer y resolver nuestras diferencias. FLOR DE LOTO: Todo cambio es un proceso. Nada se da de manera instantánea.