Estimado fan, espero que no seas parte de quienes se enojan porque piensan que el negocio contamina al deporte. Pero si es así, espero aportar a tu consideración algunos elementos de juicio en esta columna.
La civilización se comprende desde que se organiza la propiedad privada. El pensador alemán Federico Engels teorizó: El hombre comenzó a serlo desde que se define y se distingue dentro de la naturaleza, comprendió y clasificó sus necesidades. Su relación consigo mismo dio paso al desarrollo de tres factores del proceso del conocimiento en tres momentos: objeto, objeto-sujeto y sujeto. El pensar fue una consecuencia de su adaptación a la naturaleza, transformándose a sí mismo y a su entorno, para concebir- se con una capacidad productiva, que rebasó sus necesidades. Esto da origen al proceso de trabajo para satisfacer sus necesidades y más adelante sus deseos. El ser social implica un ente colectivo y la división del trabajo antecede al comercio. Todo este proceso ocurrió para que el hombre pudiera tener control sobre la naturaleza. Por eso es que absolutamente todas las actividades civilizadas tienen un móvil económico.
El deporte es una actividad social que pertenece a la industria del espectáculo. En los años 70, el filósofo francés Guy Debord desmenuzó la sociedad del espectáculo como un producto natural de los tiempos modernos, una colectividad invadida de una intensa acumulación de espectáculos, tanto que lo que vivía antes de forma directa se aleja ahora como mera re- presentación, y se debe a que las relaciones se mediatizan.
En la era de la convergencia tecnológica, con la proliferación del mundo digital, lo que quizás afecta más al deporte es el tratamiento mediático o la espectacularización de la información, no los negocios dentro del ámbito deportivo.
El dinero no puede estar por encima del deporte profesional, porque éste es en sí mismo dinero.
LA CRUCIFIXIÓN DE DONOVAN
El futbol estadounidense es uno antes y después de su crack Landon Donovan. Ni Pelé ni Cruyff hicieron tanto por el desarrollo de este deporte en un país con una cultura mercadológica de alto nivel, como lo hizo este ofensor, que además fue el artífice del clásico de Norteamérica Tri-EU y lo hizo por su liderazgo natural y por su encanto mediático que lo convertían el gringo más odioso para dotar de identidad a su representativo.
Llega al León y muchos analistas lo vapulean con ataques de micrófono y de pluma, la mayoría sosos y absurdos que exhiben su ignorancia alarmante. El club no ha dicho que trae al mejor jugador del mundo, que por ahora sería Messi, trae a un personaje atractivo para el espectáculo. Se vale desde ahora, en las camisetas que venderá y los fans que cautivará, aunque juegue sólo un rato de cada partido.