Durante las campañas, el decoro se queda guardado en un cajón. El pudor también permanece en el clóset porque estorba a los partidos en la búsqueda del voto. De la coherencia y congruencia, mejor ni hablar. Esas de plano desaparecen del diccionario. Nos quedaba solo la memoria, pero a este paso parece que también se irá al bote de basura.
¿O alguien en la clase política se acuerda que los partidos tienen descabezada la Auditoria Superior de la Federación (ASF)?
El órgano revisor y fiscalizador de entidades de gobierno federal, estados y municipios, no tiene titular. La partidocracia se enfrascó en pleitos y atoraron el nombramiento del sucesor de Juan Manuel Portal quien abandonó la Auditoria el 31 de diciembre.
Dejar abierta la vacante retrata el valemadrismo con el que se conduce buena parte de la clase política para quien, lo que opinan los ciudadanos, entra por un oído y les sale por el otro.
Si la ciudadanía reclama combate a la corrupción, la partidocracia atora la creación de la Fiscalía para combatirla; si exhibe abusos de partidos y candidatos que se brincan la ley, descabeza la Fiscalía que investiga los delitos electorales; si denuncia casos de impunidad, detiene la conformación de una Fiscalía General.
Nadie puede acusar a la Auditoria de parcial en su trabajo, tampoco a Portal de tendencioso. Durante siete años exhibió a entidades de gobierno y gobernantes con los pocos dientes que tenía. Fue incómodo. Debía serlo. Y, eso les molestó. Tanto que le impidieron reelegirse. No tenía vínculos con ningún partido, era autónomo y no respondía a un jefe político. Pero esas credenciales, en lugar de sumarle, en el México de cuotas y cuates, le estorbaron.
Portal hizo mucho, con poco. Documentó, por ejemplo, el desfalco de Javier Duarte en Veracruz. “El mayor desvío de recursos en la historia de México”, dijo. Y miles de casos más. Desnudó abusos y retrató abusivos.
Para no ir más lejos, la ASF detectó en su más reciente Informe, el Segundo de la Auditoría a la Cuenta Pública 2016, en un total de mil 166 revisiones, más de 50 mil millones desaparecidos del erario. O más bien, robados.
Los botones de muestra alcanzan a gobiernos de todos los partidos. La lista es interminable. Tan larga, como el número de desvíos y gastos sin justificar. En los últimos seis años, 190 mil millones de pesos.
Pero la clase política está entretenida lanzándose lodo, aventando ocurrencias, contestando insultos y futureando con la elección. Lástima que un asunto de Estado, quién va a auditar el gasto, les importe tan poco.
La corrupción no se ve igual afuera que dentro del sistema. Afuera indigna y agravia. Adentro es solo un asunto más en el cúmulo de pendientes que pueden seguir esperando.
-Off the récord
Le mostraron dos encuestas donde aparecía como el mejor posicionado para ser candidato del Frente PAN-PRD-MC a la Alcaldía de Cuauhtémoc, en CDMX. Nadie le preguntó si quería ser medido. Le enseñaron los números e intentaron convencerlo. Su reputación y prestigio, están por encima de eso. Héctor de Mauleón los bateó.
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