Por qué el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sigue empeñado en “darnos atole con el dedo” diciendo que México podría lograr una buena renegociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
¿Será que tiene un as bajo la manga para convencer al presidente Donald Trump, a su representante comercial, al secretario del Tesoro y a todos aquellos funcionarios norteamericanos que cada vez que se refieren al tema amenazan con que están considerando abandonar el TLC? Preguntan los ingenuos. Qué as ni que ocho cuartos, lo que ocurre es que no sabe cómo defenderse de la madriza que le están poniendo los susodichos funcionarios desde que arrancaron las rondas de negociaciones. No sería extraño que en una de esas “tire la toalla” porque anda medio turulato después de tantos golpes, o “salte del barco” en busca de un cargo de elección popular, advierten sus detractores.
A algunos especialistas les llama la atención que mientras la canciller canadiense ve con buenos ojos la sugerencia del presidente Donald Trump de extender el plazo de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio después de la elección presidencial en México, el secretario Guajardo la ve exactamente al revés, o sea, con malos ojos. “Una negociación tan importante no debe estar sujeta a calendarios electorales… La calidad de lo negociado debe estar definida por su sustancia y eso podría ocurrir antes, durante o después de las elecciones mexicanas”, dijo Guajardo al periódico El País el fin de semana.
Qué habrá querido decir con eso de “la calidad de lo negociado”, si hasta el momento en los temas que nuestros vecinos han puesto sobre la mesa para renegociar el TLC no hay ningún acuerdo porque México les ha dicho que NO, que ni vamos a pagar la construcción del muro, ni a aceptar la revisión cada cinco años, las reglas de origen y otras cláusulas abusivas que nos quieren imponer.
Pues sólo él sabe sus razones.
Los analistas bisoños preguntan por su parte: ¿Por qué Ildefonso Guajardo no quiere que las negociaciones del TLC se extiendan hasta después de las elecciones? ¿Será porque si acepta, su jefe, el presidente de la República, podría pensar que el equipazo negociador que armó resultó un fracaso?
Por lo pronto, parece, nada más perece que el sector privado tampoco está muy contento con la actuación de Guajardo y su equipazo, pues mientras el rechaza la propuesta de Trump de extender el plazo para concluir la renegociación, los representantes de los “cupuleros” afirman que podría tener ventajas para México. Y es que según Francisco de Rosenzweig, socio de la firma White & Case, “entre más pase el tiempo, mayores son las resistencias que está enfrentando la administración estadunidense para retirarse del acuerdo; hay una serie de gobernadores, legisladores y el sector privado norteamericano, que han manifestado su apoyo al TLC”. ¿Será verdad, o también quiere darles “atole con el dedo” a quienes le pagan por sus servicios?