Sin militancia, es dueño de un partido

Es cierto que Miguel Ángel Mancera perdió la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la República por el PRD, como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador –Marcelo Ebrard lo hubiese sido, pero su pleito con Los Pinos y la pésima construcción de la Línea 12 del Metro lo sacaron de la jugada–, sin embargo, el actual jefe de gobierno, sin ser militante, ha logrado adueñarse del partido. Mancera tiene hoy el absoluto control del sol azteca que orilló a renunciar a uno de sus fundadores, el ingeniero Cárdenas, profundamente debilitado, luego de que en 2002, Rosario Robles provocara la peor crisis económica del instituto político al tomar dinero para hacer negocios con el empresario argentino Carlos Ahumada, al que delegó poder y hasta las decisiones del Comité Ejecutivo Nacional del sol azteca. De cara a la conformación de la coalición Por México al Frente, Mancera supo jugar con maestría una carta que le permitió hacerse de la mayoría interna, pues la corriente de Los Chuchos dejó de ser la más fuerte cuando el grupo de Julio César Moreno, hasta entonces parte del ala chuchista que jamás dejó a López Obrador hacerse del dominio totalitario, acabó del lado del grupo de Mancera. Es curioso, sin embargo, la manera en que el ex procurador General deJusticia, un abogado que nunca pensó competir por un cargo de elección popular, acabó en lo que es hoy. En medio de una crisis partidista saltó a la cancha a competir por el primer cargo de la Ciudad de México. Ebrard, un político que quiso afiliarse al PRD, pero a quien las tribus nunca lo dejaron porque supieron que les arrebataría el partido, había apostado su relevo a Mario Delgado, cuya competencia fue Alejandra Barrales, sólo que al notar que su favorito no levantó, optó por Mancera como su candidato. Pero tras la salida de López Obrador y la ruptura con Ebrard se avizoró una reconfiguración del mapa político, aunque no tan complicado. En 2015, en el proceso intermedio del sexenio mancerista y con Héctor Serrano como su principal operador, el PRD sufrió uno de los peores descalabros de su historia en la Ciudad de México, desde 1997, fecha en que la gobierna. Sólo se quedó con seis de 16 demarcaciones y dejó de ser la mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa. Al terminar de hacerse a un lado de la candidatura presidencial de la coalición conformada por PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, para dejar pasar a Ricardo Anaya, Mancera consolidó su figura en el PRD. Su ganancia es la dirigencia nacional en manos de su incondicional Manuel Granados, éste apenas con una historia mínima como militante. Mancera es dueño del partido que prácticamente corrió a Cárdenas, que nunca pudo terminar de dominar López Obrador y al que Ebrard no pudo afiliarse. Hoy, su apuesta por la candidatura de la coalición Por México al Frente en la capital es, pese a todos los mensajes confusos, Alejandra Barrales.   Columna anterior: ¿Por qué está funcionando la coalición Por México al Frente?