Ricardo Anaya echó a andar toda la maquinaría del PAN para apuntalar su campaña rumbo a la Presidencia de la República y se percibe que el activismo de los gobernadores Javier Corral y Miguel Ángel Yunes Linares, no es producto de la casualidad.
Los mandatarios de Chihuahua y Veracruz arrancaron el año enfilando sus baterías contra objetivos claros.
Javier Corral, arropado por un grupo de notables, entre ellos el ex fiscal electoral Santiago Nieto, la emprendió contra el PRI, Manlio Fabio Beltrones y la Secretaría de Hacienda.
Acusó a Manlio de haber “participado” en el desvío de recursos, y de la noche a la mañana metió a la cárcel a Alejandro Gutiérrez, uno de sus principales ex colaboradores.
No había terminado el show mediático de ese episodio cuando se lanzó contra Hacienda, acusándola de retenerle recursos.
Aunque sus ataques no fueron directamente contra el precandidato del PRI, José Antonio Meade, éste y hasta el presidente Enrique Peña mordieron el anzuelo. Se engancharon en el duelo verbal.
Corral logró su objetivo: subir al ring a las cabezas de la campaña del tricolor y bajarlos a su nivel.
Y por lo que se ve, esa seguirá siendo la tónica de su relación con el PRI y el gobierno.
Buscará dirimir en la calle y los medios todos los conflictos que bien podría resolver en la mesa, como lo han hecho los demás gobernadores emanados de Acción Nacional, vía la Conago o su propio partido.
Pero ya se vio que no tiene ninguna intención de negociar. Más bien está en campaña por Anaya.
Ayer mismo le negó un permiso a López Obrador para realizar un mitin en una plaza pública de Chihuahua.
El otro gobernador que también se subió a la campaña por Anaya, es el veracruzano Miguel Ángel Yunes, quien se lanzó contra López Obrador. De loco, corrupto y vividor del sistema no lo bajó.
Anunció que lo perseguirá todas las veces que visite su estado para enseñarle en su cara las pruebas de que Javier Duarte la deba dinero.
Este pleito no es nuevo. En 2016 Morena participó por primera vez en una elección estatal y logró colocarse en el tercer lugar.
Hoy, más que el PRI, el rival a vencer en Veracruz es Morena, por el avance que ha tenido y porque el jarocho es uno de los padrones más grandes a nivel nacional. Puede mover la balanza en la elección presidencial.
Eso lo saben Yunes, AMLO y Anaya, por lo que el propio tabasqueño anunció que no dejará de ir a territorio jarocho, con todo y que ya lo estará esperando el pendenciero gobernador panista.
A leguas se nota que Yunes y Corral tienen una encomienda y conforme avancen las campañas lo iremos comprobando.
Lo que falta ver es cuántos gobernadores panistas entrarán en esa dinámica, porque desde que Anaya anunció su intención de ir por la candidatura no todos estuvieron de acuerdo. Corral y Yunes fueron de los pocos que lo apoyaron y, con sus acciones, con estrategia o sin ella, lo siguen ayudando.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “En pelea de garañones, pierden siempre los patrones”.
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