Como si se tratara de un augurio, de un déjà vu o de un capítulo de Dark (Netflix, 2017), Alfonso Navarrete Prida comentaba a mediados de 2016, a propósito del que le gustaría que fuera su epitafio, que éste debería decir: “¿no que no, cabrones?”.
La frase se la arrancó el periodista Miguel de la Vega en su Toma y Daca (la entrevista dominical que publica en el diario REFORMA). A la sazón, Navarrete Prida era secretario del Trabajo y justamente decía que su nombre, por aquellos días, parecía ser un comodín que era mencionado para llegar a distintas posiciones: que si presidente del CEN del PRI, que si candidato tricolor al Edomex, que si a la PGR…
La entrevista remata con el buen timing de De la Vega: – ¿Cuál quiere que sea su epitafio?, preguntó el periodista. – Siempre han dicho que soy hipocondriaco. Entonces, sería: “¿no que no, cabrones?”, respondió.
Nunca mejores palabras escogidas para invocarlas en este momento, aunque para describir exactamente lo contrario. No es arenga post mortem, sino buya festiva: ¿no que no?, los mexiquenses en Los Pinos están más vivos que nunca. El Atlacomulco Power está de vuelta y, particularmente, uno de sus hijos pródigos.
La llegada de Navarrete Prida a la virtual viceresidencia del país anuncia la abierta presencia de un Frank Underwood mexiquense: su creador político, Arturo Montiel Rojas.
Aunque el año pasado, el 30 de junio, Montiel tuvo un episodio de salud que lo llevó al hospital varias semanas, el ex Gobernador más cuestionado del Estado de México ha demostrado que está de vuelta, y la presencia de Navarrete en Bucareli es señal de ello.
La cercanía entre ambos es tal que, precisamente, ni siquiera fueron los hijos de Montiel quienes aclararon que no estaba muerto en aquel momento, en que incluso algunos medios dieron la noticia de su presunta muerte en sus redes sociales y páginas web.
Fue Navarrete Prida quien lo desmintió:"sobre el supuesto fallecimiento del ex Gobernador Arturo Montiel Rojas, aclaro que esa información es falsa", publicó en su Twitter.
Montiel hizo de Navarrete Procurador del Estado de México casi todo su sexenio, entre 2001 y hasta el primer año de Enrique Peña como mandatario estatal, en 2006.
Precisamente a Navarrete le tocó investigar a su antiguo jefe y líder político, cuando fue acusado por un regidor perredista en Tlalnepantla, José Luis Cortés, de haberse enriquecido ilícitamente. Fue cuando saltaron a la luz las propiedades en Careyes y en Francia, y cuentas de los hijos de Montiel.
En 90 días, el Procurador mexiquense determinó que no existían elementos para fincar algún delito por peculado al ex Gobernador. Envió a reserva el archivo por no hallar datos que acreditaran el tipo delictivo. Lo exoneró, así como a las ex esposas de Montiel Paula Yáñez y Maude Versini.
Hoy, Montiel acompaña, en enseñanzas y una que otra llamada –dicen algunos mexiquenses– a Navarrete y, por fin, el Atlacomulco Power podrá demostrar, cinco años después de abierto el franco encontronazo con el Grupo Hidalgo, de qué cuero salieron más correas. En un año, mucho se puede hacer. ¿No qué no?
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