Hace seis años, cuando apenas empezaba la carrera presidencial del 2012, y en el PAN los aspirantes y suspirantes despotricaban contra el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, el entonces sectario del Trabajo, Javier Lozano, había llegado a la conclusión de que el verdadero peligro para México no era Andrés Manuel López Obrador, sino el PRI. Sí, el PRI donde el mismo Lozano nació, creció y se desarrolló bajo la tutela de varios importantes funcionarios en las administraciones salinista y zedillista. El mismo PRI al que sirvió hasta que Dulce María Sauri lo despidió.
Así se expresaba Javiercito del tricolor: “Cuidado con la vuelta del partido que promete y no cumple; que manosea las finanzas públicas, que, en lugar de cumplirle a la gente desde el Congreso, todo lo hace con un cálculo estratégico político, electoral, coyuntural, personal, de grupo, de partido, en lugar de ver por las necesidades del país, y por darnos mejores instrumentos, particularmente a los jóvenes, a las mujeres, a los niños…”.
Lozano no fue favorecido con el “dedazo” de Calderón, pero eso no impidió que siguiera echando pestes del PRI. En mayo del 2012, a unos meses de la elección presidencial, en donde la candidata del PAN era Josefina Vázquez Mota, desesperado pidió: ¡Ya no voten por el PRI que se ha encargado de detener la transparencia y democracia sindical en México, debido a sus intereses personales! "El llamado es muy concreto, si están hartos de este tipo de expresiones, chantajes, excesos, no voten por el PRI; si están a favor de mayor transparencia y democracia sindical, voten por Acción Nacional", pidió quien como vocero del PRI había defendido a los dirigentes sindicales corruptos priistas.
Y no contento con eso, hizo un listado de aquéllos que en ese año ocupaban un escaño en el Congreso de la Unión y eran propuestos por el Revolucionario Institucional para diputados o senadores: Armando Neyra, líder sindical de la CTM en el Estado de México, de la industria refresquera, la automotriz y personaje muy cercano a Enrique Peña Nieto, dijo. Carlos Romero Deschamps, Joel Ayala, líder de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado; Carlos Aceves del Olmo, Ricardo Aldana… entre otras finísimas personas.
Con varios de esos corruptos, Javier Lozano tuvo relación tanto en el PRI, como cuando fue secretario del Trabajo en la administración calderonista.
Ayer, Lozano anunció que regresaba… al PRI para incorporarse a la campaña del candidato presidencial, y tuvo el cinismo de declarar: “No hay un mexicano con mayor experiencia y resultados en la administración pública federal que José Antonio Meade, que ha servido por igual a dos administraciones emanadas de partidos diferentes, siempre con el mismo compromiso y honorabilidad…”
"Payaso, soy un triste payaso; que oculto mi fracaso con risas y alegría que me llenan de espanto. Payaso, soy un triste payaso que en medio de la noche me pierdo en la penumbra con mi risa y mi llanto. No puedo soportar mi careta...", dice la letra de la canción de Javier Solís, que bien podría aplicársele al “chaquetero” Lozano. No, no, no, le queda mejor la que dice: Hipócrita, sencillamente hipócrita… acotan los malosos del PRI.
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