¿Cómo hacer trampa electoral sin que parezca eso, una trampa electoral? Los estadounidenses tienen una receta. No a la hora de votar —aunque pueda haber, en algunos sitios, esfuerzos para desalentar la asistencia de votantes de minorías a las urnas.
Pero eso ciertamente es muy obvio. Burdo, aunque a veces ha sido efectivo.
La trampa, si se quiere usar el término, ocurre en otro lado: en los Congresos estatales y en el momento de diseñar los distritos electorales. Es un proceso que se llama gerrymandering.
El terminajo viene de la combinación del nombre Elbridge Gerry, como se llamaba un gobernador de Massachussetts a principios del siglo 19, y la palabra salamandra. De acuerdo con los diarios de la época, Mander se embarcó en el diseño de distritos electorales que favorecieran a los candidatos de su partido demócrata, y uno de esos esfuerzos resultó en un distrito que parecía salamandra.
De entonces las cosas no han cambiado mucho. Las legislaturas estatales rediseñan más o menos cada 10 años los distritos en sus estados, para mantenerlos al día con los cambios de población.
Y es ahí cuando los legisladores de uno u otro partido se despachan con la cuchara grande, al diseñar distritos de forma que dividan a núcleos de población donde el otro partido tiene mayoría, para convertirlos en minoría en distritos hechos a propósito.
A veces los esfuerzos son tan burdos o tan abiertos que permiten cuestionamientos legales, como ocurrió recientemente en Carolina del Norte, donde el rediseño de distritos tenía la meta específica de garantizar victorias republicanas en 10 de sus 13 distritos electorales para el Congreso federal.
"Propongo que dibujemos el mapa para dar una ventaja partisana de 10 republicanos a tres demócratas, porque no creo posible dibujar uno con 11 republicanos y dos demócratas", dijo David Lewis, diputado republicano al Congreso norcarolino.
Lewis era el encargado de rediseñar los distritos electorales y su idea básica era asegurar la supremacía republicana en un estado donde hasta 1990 los demócratas habían tenido la ventaja —y hecho su propio gerrymandering—.
Por lo pronto, un panel de tres jueces federales descartó el diseño de distritos en Carolina del Norte como un juego partisano inconstitucional y dio hasta el 29 de enero para que se presente un nuevo mapa.
Para los jueces, la propuesta era violatoria de las cláusulas de protección igualitaria de la Constitución y la base del gobierno, ya que son los electores los que deben escoger a sus representantes y no al revés.
La decisión es importante porque es la primera vez que jueces federales han descartado los rediseños de distritos como gerrymandering, aunque es un problema que ha sido denunciado con frecuencia.
Hace poco mas de 200 años que se hicieron las primeras denuncias contra el gerrymandering. Parece que finalmente ya encontraron la fórmula de resolverlo.