El hecho de que Miguel Ángel Mancera impulsara a los miembros de su gabinete a buscar la candidatura por la Jefatura de Gobierno y que el PRD tuviera tres aspirantes, tiene detenidas las definiciones de los abanderados para las 16 alcaldías y las diputaciones locales.
Desde el 3 de enero la autoridad electoral dio el banderazo de salida para que arrancaran las precampañas a diputaciones y alcaldías, etapa del proceso electoral que concluye el 11 de febrero; pero en el PRD quedaron atorados en un nudo que ellos hicieron.
A los dirigentes perredistas les queda claro que Miguel Ángel Mancera modificó su relación con el partido después de que el Frente integrado con el PAN y MC cerrara filas en torno a Ricardo Anaya. Lo primero que hizo fue pedir la presidencia del partido del sol azteca, nadie esperaba en el Consejo Nacional que su nuevo líder sería Manuel Granados.
El jaloneó fue duro entre las corrientes para asegurar su presencia, el 9 de diciembre Granados Covarrubias fue presentado como contendiente y electo presidente nacional del PRD; un día después se registraron los candidatos a la Jefatura de Gobierno: Alejandra Barrales, Salomón Chertorivski y Armando Ahued.
Para las elecciones del 2018, el PRD en la apuesta que hizo con el Frente, al que le han cambiado el nombre tres veces, aseguró que un abanderado perredista sería postulado en la ciudad. Se estima que el 15 de enero ya se tengan los resultados de la encuesta para definir que aspirante está mejor posicionado de los tres, pero de acuerdo con la convocatoria aprobada el 11 de noviembre de 2017, los estudios de opinión no tienen efectos vinculantes, sino que son herramientas de valoración.
Entonces si la encuesta no es definitiva, sino la sesión de Consejo, que debe celebrarse a más tardar el 17 de febrero; quizá hubiera sido mejor que el perredismo saliera a la contienda con una candidatura.
Una vez que tengan al abanderado, deben conciliar con los perdedores, para que ellos o sus equipos obtengan espacios en otras postulaciones; por eso la definición de la candidatura por la Jefatura de Gobierno, detiene las otras nominaciones. O sea, para hacer las cosas fáciles, si pueden ser difíciles.
Tenía razón de ser la contienda interna del PRD cuando era el partido político mayoritario que había triunfado en las cuatro elecciones que se había celebrado en la capital para definir al gobernante desde 1997; sin embargo con el quiebre que representó Morena y el golpe electoral que le dio 2015, las circunstancias cambian.
Morena integrada por la base perredista, se convirtió en el partido más votado en las elecciones de 2015 y en la votación de 2016 que se realizó para la Asamblea Constituyente, aunado a ello hay que sumar el efecto de Andrés Manuel López Obrador en el electorado capitalino. Escenario por demás difícil para el PRD este año.