Más allá de cualquier debate acerca de las bondades del sistema de justicia penal, la cuestión de fondo es que se trata de un proceso educativo, de formación de capital humano. Lo que dará calidad a la justicia será la excelencia y la profesionalización de las mujeres y los hombres encargados de aplicarla. En la medida que aumenten las capacidades de ellos mejorará también la percepción de los ciudadanos y su confianza en las instituciones.
Para atender esta necesidad, en un ejercicio de cooperación para el desarrollo, la ANUIES y la agencia de cooperación estadounidense USAID suscribieron un acuerdo de suma de voluntades para promover la formación de operadores y comunicadores del nuevo sistema, a través de 15 universidades asociadas que impartirán 4 diplomados y 3 especialidades. Se trata de un acuerdo ejemplar por dos razones de la mayor importancia: la primera es que busca la formación de capital humano en un ámbito de alto impacto social. La segunda es que se orienta a generar confianza entre los ciudadanos a partir de lo que mejor hacen las universidades, que es la excelencia del conocimiento.
Ambos contenidos de este proyecto, la educación y la justicia, se inscriben en las transformaciones estructurales que impulsa el gobierno de la República y son de gran relevancia para las instituciones asociadas a la ANUIES. Las universidades ostentan el Distintivo Vanguardia, otorgado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la ANUIES. Esto les ofrecerá oportunidades para enlazar esfuerzos en un campo novedoso de cooperación, tanto con instituciones de educación superior como con otras entidades públicas, privadas y del sector social.
El proyecto aprovecha esas fortalezas académicas en procura del respeto a los derechos humanos, así como el principio de la presunción de inocencia y la equidad considerada como la justicia del caso concreto, materias que deben estar en el fundamento de una aplicación de la ley que pone a la persona en el centro del debido proceso. Ello representa un desafío de creatividad para homologar los contenidos, sin perder de vista los aspectos locales que influyen en la edificación de una cultura jurídica que responda a los requerimientos de una nación plural y profundamente diversa como es la nuestra. México es, en efecto, una nación de naciones. En su historia esa diversidad ha venido acompañada de desigualdades en el nivel de desarrollo e inclusive en la participación de la sociedad. Las tres especialidades del proyecto se concentran en una perspectiva de igualdad de género que incorpore plenamente a las mujeres al sistema de justicia penal, el acceso expedito e irrestricto a la justicia para las víctimas del delito y la disponibilidad de mecanismos alternos para la solución de controversias. Con los diplomados se pretende capacitar fiscales, asesores jurídicos, defensores de las víctimas y profesionales para la instrumentación de mecanismos de solución de controversias. El proyecto se ha propuesto como metas la impartición de 100 diplomados, la integración de una matrícula de 2,660 personas, 140 docentes especializados, la impartición de dos especialidades en línea a cargo de la ANUIES y una presencial.
Decía Giovanni Sartori que el mundo se moderniza bien o mal, según sepamos ubicarnos a la cabeza de las transformaciones para definir su signo. Y decía más: la clave está en la educación. El pueblo que se moderniza, crece a partir de ella; avanza para bien; el cambio a contracorriente suele dar malos resultados. En un mundo que cambia, la buena noticia es que existen proyectos de colaboración entre instituciones y naciones que reflejan la amistad entre dos grandes países vecinos que son, sobre todo, socios confiables.
*Secretario General Ejecutivo de la ANUIES