Haz tu denuncia aquí

Pesa más la cartera que la camiseta

OPINIÓN

·
A cuatro días de que inicie formalmente el proceso electoral 2018, prácticamente todos los partidos están sumidos en crisis internas. No debaten sobre principios ideológicos ni proyectos de gobierno. Las disputas radican en quién aparece en tal o cual lista de candidatos, qué fracción recibirá más dinero, quién administrará tal o cual cámara del Congreso y quién apoya a quién para seguir viviendo del presupuesto. Esto ha provocado que muchos políticos que lucharon codo a codo hoy se desconozcan y se hayan convertido en los más férreos enemigos. Lo mismo en el PAN, con Ricardo Anaya a la cabeza; en el PRD, que se desfonda por la deserción de corrientes; y en Morena, donde AMLO le echó toda la caballería a Ricardo Monreal. En su momento también pasó en el PRI, con los “políticos de café” que exigían cambios de fondo en la Asamblea, y hoy pasa hasta en el PVEM, cuya dirigencia tiene un conflicto con el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco. Pero donde la cosa se puso grave es en el PRD, en Morena y en el PAN. Por ejemplo, tan desesperado anda Andrés Manuel que hasta recibió en su regazo al máximo símbolo de la corrupción de la izquierda, René Bejarano. El acto se consumó este fin de semana en el Monumento a la Revolución, donde AMLO fue acompañado por la senadora Dolores Padierna, esposa del llamado “Señor de las Ligas” y líder de la tribu Izquierda Democrática Nacional, ahora ex perredista.  Con esto desfondaron al sol azteca y lo mandan al sótano en el Senado de la República. Jugada por demás necesaria en el caso de la CDMX, porque eso les permitirá hacer frente a un vapuleado pero peligroso Ricardo Monreal. En el caso del PRD, ayer tiró su última carta. Las tres corrientes que le quedan: Nueva Izquierda, de Jesús Ortega; ADN, de Héctor Bautista; y Foro Nuevo Sol, de Vladimir Aguilar, formalizaron su adhesión al Frente Amplio Democrático con lo que buscan dar la pelea el próximo año. Esa, dicen, podría ser su tablita de salvación; sin embargo, el PAN, su principal “aliado”, no venden piñas, porque Ricardo Anaya primero tiene que cerrar todos los frentes de batalla: con el PRI y el gobierno, con sus compañeros que buscan la Presidencia y ahora con cinco de sus senadores. De su papel de árbitro y suspirante por el 2018, pasó al de inquisidor y quiere quemar en leña verde a Ernesto CorderoJavier Lozano, Roberto Gil, Salvador Vega y Jorge Luis Lavalle, por no estar de acuerdo con la guerra que le declaró al gobierno y al PRI. En su defensa, Anaya advierte que el golpeteo en su contra, es porque se opone a la imposición de Fiscal General, en la persona de Raúl Cervantes, y porque quieren debilitar al FAD. En pocas palabras, lo que vemos en los partidos es un pleito de todos contra todos. Y como dijo el colimense Jorge Luis Preciado, a riesgo de morderse la lengua, en defensa de Anaya y en contra de sus cinco compañeros senadores: “pudo más la cartera que la camiseta”.   ***   Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “La ambición es el último refugio del fracaso”   Columna anterior: Alegres y motivados, regresan los capitales