Haz tu denuncia aquí

La banda de traidores

OPINIÓN

·
La guerra de cofradías por el control del PAN, que empezó desde el 1 de julio del 2012, cuando Felipe Calderón perdió la presidencia de la República, se intensificó la semana pasada cuando un comando de “calderonistas”   tomó por asalto la Cámara de Senadores, desconoció al “comandante en jefe” del blanquiazul y expresó a su apoyo al PRI en el tema del fiscal anticorrupción. Llama la atención que quienes encabezan esa “guerra santa” en donde los panistas se disputan de manera feroz los despojos de su partido,  son Ernesto Cordero y Javier Lozano Alarcón, quienes en 2010,  cuando Calderón empezó a mostrar su baraja para la sucesión, formaron un “tándem político”  que, según ellos, iba a conducir a alguno de los dos a la candidatura presidencial y después, sin escalas, a la silla del águila. Nadie en el gabinete calderonista les disputó jamás a esos dos la condición de colaboradores siempre arrodillados ante el líder, y fue esa genuflexión permanente la que les valió, a uno ser el delfín (aunque fallido), luego senador y finalmente coordinador de la borregada panista, y al otro ser precandidato presidencial de a mentiritas y después senador para que hiciera el "uno-dos" con su compadre del alma. En aquel entonces, el "tándem político" Cordero-Lozano llegó a la conclusión -después de sesudas reflexiones- que el verdadero peligro para México no era Andrés Manuel López Obrador, sino el PRI. El PRI donde el mismo Javier Lozano nació, creció y se desarrolló bajo la tutela de varios importantes funcionarios, en las administraciones salinista y zedillista principalmente. El PRI al que sirvió hasta antes de que Dulce María Sauri lo despidiera por haberse ido a Disneylandia. El mismo PRI que amenaza con regresar a Los Pinos en 2012, comentamos en su oportunidad. Hoy, los analistas bisoños se preguntan: ¿Qué papel quieren jugar Lozano y Cordero?  Respuestas hay varias: la principal, bajar a Ricardo Anaya de los “cuernos de la luna” en donde se montó después de la estrepitosa derrota del PRI en las elecciones del 2016, y evitar que se auto elija como candidato del PAN para el 2018; al mismo tiempo cerrarle el paso a Rafael Moreno Valle, luego de que supuestamente éste no quiso apoyar a Lozano para ser candidato a la gubernatura de Puebla, motivo por el cual  renunció hace una semana al cargo que desempeñaba  en la administración de José Antonio Gali y regresó al Senado para participar en la asonada contra Anaya. Los analistas bisoños, creen que Lozano, Cordero y la “banda de traidores”  estarían con estas acciones pavimentándole el camino a Margarita Zavala, en su loca carrera por la candidatura presidencial, pero se equivocan, dicen los observadores: Ambos quieren lo mismo que hace 6 años, la candidatura del PAN a la Presidencia de la República en el 2018, motivo por el cual reactivaron el “tándem político”.  ¿O sea que le quieren hacer de chivo los tamales a Felipe Calderón y a su esposa?   Columna anterior: ¿Y por qué Meade?