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Semana para el olvido panista

OPINIÓN

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La semana que termina es, sin duda, una semana para olvidar en la vida de Ricardo Anaya, el presidente del PAN. Comenzó con los cuestionamientos al sorprendente crecimiento de sus negocios y su patrimonio, junto a su familia política. Continuaron las revelaciones, no desmentidas por cierto, sobre su enriquecimiento. Enrique Ochoa Reza, presidente del PRI, le exigió aclarar su situación y lo llamó 'niño llorón’. Varios destacados panistas lo criticaron por arrastrar al partido a una ‘guerra contra el PRI-Gobierno’ motivada por asuntos personales. Y, para cerrar con broche de oro, fracasó en su intento de colocar a un incondicional en la Mesa Directiva del Senado de la República, lo que provocó divisiones, descalificaciones, retos e insultos entre senadores panistas como nunca antes se había visto. Pero, la rabia de los ‘anayistas' no quedó ahí. Se contagió a la bancada panista en la Cámara de Diputados, que bloqueó el nombramiento de la nueva Mesa Directiva. Eso dejó paralizado al Congreso de la Unión -como en una escena de Matrix-, donde se congela el tiempo mientras todo transcurre en cámara lenta. Eso provocó que, en un hecho histórico e inédito, un subsecretario fuera el encargado de entregar el Quinto Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto. También esta semana, Margarita Zavala, quien encabeza las encuestas para la candidatura panista a la presidencia, volvió a la carga contra el ‘Chico Maravilla’. Lo criticó porque, dijo, el PAN está pasmado, sin candidato ni método para elegirlo. Sus compañeros panistas le refrescaron la memoria. Le recordaron que él mismo votó a favor del pase automático del Procurador General de la República a Fiscal General de la Nación. Además, el anunciado Frente Amplio Democrático que buscan conformar Ricardo Anaya y Alejandra Barrales nomás no camina. No obstante todo lo anterior, no recuerdo un rompimiento igual entre panistas como el de el jueves entre sus senadores. No recuerdo ese calibre de calificativos públicos entre panistas. Posiblemente su cercanía con el PRD lo está contagiando. Tal vez el PAN se esté tribalizando. ¿Así pretende llegar el que, en teoría, es el partido de oposición más importante de México a la elección presidencial? ¿Qué PAN es el que quiere encabezar el Frente Amplio Democrático, el de Ricardo Anaya o el de los demás? ¿Cerrarán a tiempo las heridas provocadas por los insultos entre senadores panistas? ¿Será Anaya el líder capaz de cerrar filas y arreglar sus diferencias sin que perjudique la participación del PAN en las elecciones del año próximo? ¿Seguirá profundizándose la crisis panista? ¿Serán capaces de reconocerla? Todo eso está por verse. Hoy, tal parece que el PAN se le está desmoronando en las manos a Ricardo Anaya. Bon Appétit Yo tampoco estoy de acuerdo en que el Procurador General de la República -póngale usted el nombre que quiera-, finalmente un empleado del Presidente, pase automáticamente a ser el primer Fiscal General de la Nación, en teoría, autónomo. Columna anterior: De ‘Chico Maravilla’ a ‘Niño Llorón’