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Repatriados en la estrategia nacional de inglés

OPINIÓN

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La Secretaría de Educación Publica (SEP) tendrá en los próximos años una oportunidad de oro para demostrar hasta dónde está dispuesta a llegar para convertir a México en un país completamente bilingüe, con miles de deportados de Estados Unidos dispuestos a involucrarse en la enseñanza del idioma y profesores sindicalizados desacostumbrados a la competencia externa. “No queremos que se nos dé preferencia sino la oportunidad de participar y demostrar que sabemos”, advierten activistas de organizaciones de repatriados que en los últimos años se han preparado para integrarse al país. Tan sólo en la asociación civil New Comienzos, conformada principalmente por jóvenes cuyos padres los llevaron “al Norte” cuando eran niños, se inscribirán 350 muchachos al Concurso para la Selección y Contratación de Docentes para el Fortalecimiento del Idioma Inglés en Escuelas Normales cuya convocatoria está vigente desde el pasado 30 de agosto y durante un mes. Esta primera etapa de la estrategia gubernamental busca a un millar de maestros de inglés para capacitar a otros docentes que irán a las aulas de la educación pública a enfrentar a la realidad: 25 millones de niños que apenas medio dominan el español si es que no se encuentran en zonas indígenas. La realidad y el reto no son cualquier cosa. Para 2020 la SEP se propone tener los primeros dos millones de personas con un certificado de reconocimiento internacional de inglés, es decir, con capacidades de comprender, hablar con fluidez y redactar textos complejos. Sin embargo, por ahora el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) reconoce que sólo cuenta con 3,000 maestros que dominan el idioma, de los cuales, sólo 1,000 tienen una certificación Toeic Listening & Reading desarrollada por Educational Testing Service – ETS- y avalada por la Certificación Nacional de Nivel de Idioma de la SEP mientras que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ni siquiera quiere enseñarlo. Por otro lado, en los últimos ocho años regresaron al país más tres millones de repatriados y siguen llegando: de enero a julio de este año sumaron casi 90 mil y, aunque es cierto que no todos son 100% bilingües ni tienen conocimientos docentes o quieren trabajar en el sistema público educativo, hay una parte de ellos aún incuantificable dispuesta a ser parte. Aún no se sabe cómo tomarán los sindicatos esta rivalidad. Algunos niños de retorno que aprendieron el inglés en EU y luego se incorporaron a las escuelas públicas en México se quejan de sufrir bullying de sus profesores después de que los pequeños les corrigen la pronunciación y los hacen sentir inseguros. Por eso será clave el papel imparcial que tomen las autoridades a la hora de escoger a los próximos profesores de inglés. La calidad de éstos puede hacer la diferencia entre el verdadero desarrollo de los mexicanos y la farsa de entregar el futuro sólo para complacer a grupos que hace dos décadas redujeron la jornada educativa a cuatro horas y media y vendieron las plazas al mejor postor. Esa etapa debe quedar atrás. Tan atrás como el español como única lengua en México.   Columna anterior: El fuego amigo y sus 70 patadas a Trump