Venezuela, misiles, milicias y el descenso al abismo

La inestabilidad económica, social y democrática de Venezuela se convierte en un peligro regional y se agudiza cuando tomamos en cuenta la moral deteriorada de sus fuerzas armadas y la gran capacidad de fuego que han adquirido en los últimos años. Con una vasta riqueza petrolera que proteger, Venezuela ha estado históricamente bien armada en el contexto de la región. Tanques, submarinos, artillería pesada y cazas supersónicos de última generación le caracterizaron durante buena parte de la Guerra Fría. Las amenazas venían desde disuadir las ambiciones del dictador dominicano Trujillo a mantener un balance de fuerzas con Cuba y no perder de vista tensiones territoriales con sus vecinos. Con el auge petrolero de los setenta y la intensificación de tensiones con Cuba, Venezuela decidió renovar gran parte de su material bélico, comprando armas de múltiples fuentes, pero todas occidentales. Se convirtió en el primer país latinoamericano (por las siguientes dos décadas) en ser autorizado por el Congreso de EU para adquirir 24 aviones de combate F-16. En esa época, obtener F-16 era un icono de alianza - o por lo menos asociación- con EU. En septiembre de 1983, con la entrega de los primeros F-16, Venezuela se unió a un club compuesto hasta entonces por países de la OTAN, Israel, Egipto, Paquistán y Corea del Sur. Dos décadas más tarde encontramos una situación radicalmente diferente. La democracia venezolana eligió al (dos veces golpista) teniente coronel Hugo Chávez, quien comienza un movimiento ideológico socialista que nombra “Revolución Bolivariana”. Curiosa elección, ya que irónicamente Simón Bolívar fue promotor del capitalismo y el libre comercio. Ante la negativa de EU de venderle armamento al gobierno venezolano, Venezuela volteó a Rusia y China para satisfacer un ambicioso programa de expansión y moder-nización militar. En esta ocasión  la principal amenaza no era Cuba, sino EU, por lo menos en la imaginación “bolivariana.” Las compras superaron los 11 mil MDD e incluyeron aviones de combate Sukhoi Su30MK y sistemas de defensa aérea S-300 de largo alcance, nuevas categorías de armas para la región.  También llegaron tanques, otros vehículos blindados, artillería, radares y helicópteros; menos sofisticados, pero más peligrosos para la región fue la llegada de 100 mil rifles AK-103 (el cuerno de chivo moderno), fábricas para producir más AK’s y municiones, así como 5 mil misiles portátiles Igla-S. El sistema Igla-S es un misil antiaéreo que puede derribar aeronaves a 6 kilómetros. Dado que pesa menos de 20 kg incluyendo lanzador y misil.
La idea de enfrentarse a la potencia militar más grande del mundo, le permitió al régimen chavista una completa reestructuración del pensamiento militar venezolano, y con ello, de sus fuerzas armadas. La asimetría con EU le llevó a adoptar la doctrina militar cubana de la Guerra de Todo el Pueblo, que demanda la movilización de la sociedad entera; una doctrina muy efectiva para que las dictaduras fortalezcan su control interno ante la excusa de una amenaza externa. No hubo escasez de dinero ni de asesores cubanos, chinos y rusos. Una modificación constitucional creó la “Milicia Popular Bolivariana” que estaría formada por consejos vecinales y en teoría millones de soldados-ciudadanos. Esta “quinta columna” paralela al Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional debería servir de contrapeso para evitar un golpe de Estado militar. El chavismo comenzó una purga de oficiales y cambió el man- dato constitucional de las fuerzas armadas, ordenando a que las fuerzas armadas trabajaran para consolidar el “socialismo venezolano del siglo XXI.” El sistema de ascensos se modificó dándoles prioridad a los militares que mostraran “compromiso social” y aquellos que no estaban alineados “ideológicamente” pasaban a retiro gradualmente. En tanto, la sociedad se militarizó mientras que las fuerzas armadas se politizaron y desprofesionalizaron, en pocas palabras: control total. El sábado 5 de agosto un grupo de militares venezolanos anunciaron en redes sociales su rebelión en contra del régimen de Maduro. La rebelión no tuvo eco en otras unidades, lo único que se conoce por comunicados del gobierno es que tomaron 93 rifles AK-103 y huyeron a las montañas. Dada la asesoría constante y profunda de contrainteligencia cubana hay que tomar con pies de plomo las comunicaciones de grupos supuestamente disidentes. La acción rebelde pudo ser real, pero también pudo ser ficción para detectar descontento en las fuerzas armadas o en posibles lazos de apoyo externo. Lo más preocupante para la seguridad de la región es la cantidad de armamento sofisticado y muy portátil, en medio de una crisis política y social que parece acelerar a diario.
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