Es verdaderamente preocupante cómo la delincuencia ha redefinido las relaciones sociales en el mundo. Se ha incrustado en la política, en las familias, en las empresas y en general en todo el sistema. Ante estos paradigmas, vale la pena retomar cuestionamientos del destacado escritor Moisés Naím quien en 2003 en la revista Foreign Policy publicó un artículo muy interesante: “La Guerra que estamos perdiendo” . Afirmando que el error que hemos cometido como sociedad y gobier- no consiste en pensar que, no hay nada nuevo; que el comercio ilícito es delincuencia y que se trata de un fenómeno sumergido.
Sobre “No hay nada nuevo” somos testigos de cómo el fenómeno de la piratería y en general de los delitos; nos sorprende diariamente por la sofisticación que se emplea para cometerlos, esto tiene que ver con que para cualquier ciudadano es familiar el uso de las tecnologías, vivimos en un constante bombardeo mediático el cual ha revolucionado nuestra manera de pensar, de asumirnos en el mundo y de delinquir. El primer reto del gobierno es observar el comportamiento social.
El comercio ilícito no necesariamente es delincuencia. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la delincuencia viene del verbo delinquir, y esto significa cometer un delito. La sofisticación tecnológica con la cual se cometen los ilícitos no siempre están tipificadas, por lo tanto, es tarea del Legislativo estar continuamente modificando la ley a efecto de que no haya crimen sin castigo. Por ejemplo, hace un mes un servidor estuvo presionando para castigar a quienes utilicen dispositivos láser de largo alcance. La Ley federal de armas de fuego y el Código Penal local no tipifican utilizar un láser al cometer un delito, por lo tanto, no se agrava la conducta y un delincuente puede alcanzar salir bien librado sin ningún problema.
Asumir que la delincuencia es un fenómeno sumergido, es decir, paralela a la vida real, una especie de submundo de malas personas, cuando la delincuencia realmente es una expresión más de la sociedad. ¡Si! de esa sociedad que vive pensando en cómo dañar a los demás dañándose a sí misma, estas personas pueden estar en nuestras familias, en nuestro trabajo y más cercanas de lo que parecen, por ello la importancia de atender oportunamente temas como adicciones; recientemente en la Asamblea Legislativa hicimos un foro bajo la hipótesis de que reduciendo las adicciones reducíamos los delitos y el resultado fue sumamente positivo, pero para ejemplificar lo cerca que está la delincuencia de nosotros basta observar el lamentable caso Tláhuac en donde un delegado presuntamente es cómplice de un líder de narcomenudeo.
El PAN asumió una tarea legislativa de compromiso real con la Seguridad, en donde no existan mercados ladrones ni guerras perdidas.
*Diputado PAN ALDF