Escuchamos en las noticias y los cafés la misma discusión siempre. La necesidad de resolver el enigma favorito del futbol actual es casi tan grande como su complejidad. Y ninguno de los implicados ayuda. Cuando Messi deslumbra con su futbol prodigioso y resuelve el clásico español en el Santiago Bernabéu, Cristiano anota un gran gol en la final de la Supercopa Española en el Camp Nou, una de tantas que han jugado.
Siempre ha sido así, uno parece despuntar y el otro reacciona empatando el marcador. La afición mundial se encuentra a la expectativa del ganador definitivo. Los que apoyan a Messi piensan que él debe ganar el Balón de Oro cada temporada por su genialidad, sus regates y sus goles precisos, por el arte que imprime a su juego. Los que se decantan por Cristiano quizá lo hacen por su velocidad y técnica depurada, por ser letal en el área y por su indiscutible liderazgo en el campo. En los últimos años no han descansado en su afán de condenar a su rival al segundo lugar de una vez por todas y así no han dado tregua a la afición y el futbol ha seguido expandiendo sus límites. Llegar ya es un logro, pero sostenerse en lo alto lo es más y ellos, además, se siguen superando, pienso que en buena medida gracias precisamente a su rivalidad, aquella a la que el destino los llamó.
Creo que nunca antes en la historia se habían conjugado dos futbolistas como ellos, jugando en la misma liga, en equipos reconocidos que, a su vez, tienen una competencia de muchos años. Ambos hacen vibrar a millones de aficionados cada semana, no sólo en la liga española, también en los campeonatos europeos y con sus selecciones nacionales. Y entonces pregunto: ¿y si dejamos mejor de compararlos? ¿Y si en lugar de desear que uno caiga, disfrutamos de los dos?
¿El fenómeno se repetirá? ¿Nosotros, nuestros hijos o nietos tendremos otra oportunidad de disfrutar un duelo semejante? Imposible saberlo, así que gocemos de estos prodigios y dejemos los números y las estadísticas que, como se dice, son frías, a los profesionales. Sólo un capítulo más se sumó a esta historia al perder el Barcelona la Supercopa con un global de 5-1. La balanza parece inclinarse por el mal momento que atraviesa este equipo y el excelente trabajo de la escuadra al mando de Zidane, pero el final definitivo aún está lejos.
Veamos partido a partido a estos jugadores extraordinarios, esperando que esta rivalidad dure mucho más, y quién sabe, tal vez estos caballeros rompan la regla y ninguno de los dos termine por enviar al otro al olvido reservado para el segundo lugar.