Durante más de un año, Andrés Manuel López Obrador dejó correr solos a Ricardo Monreal y a Martí Batres como aspirantes a la candidatura del Gobierno de la Ciudad de México.
De entre ellos, la fortuna parecía estar del lado del zacatecano. Se decía incluso que el ex candidato presidencial le había ofrecido a Monreal que él sería el candidato de Morena en la capital.
Todo marchaba en ese sentido. El nombre de Claudia Sheinbaum se mencionaba poco; ella misma no mostraba mayor interés en sumarse la contienda.
Pero a medida que se acercaron las fechas de la definición –hablamos de tres meses para acá- el ex gobernador de Zacatecas notó que el grupo cercano a López Obrador se acercó a apoyar a la delegada de Tlalpan.
Y las alarmas sonaron en serio cuando Hugo Scherer, estratega de la campaña de Delfina Gómez en el Estado de México, pasó a apoyar a Sheinbaum en lo que parecía ser una carrera contra reloj por alcanzar –y rebasar- a Monreal.
Ricardo decidió entonces hablar con Andrés Manuel.
Se reunieron. Monreal le comentó lo que estaba “viendo” y le preguntó claramente si quería que fuese Claudia la candidata de Morena. Y si era así, él se retiraba sin mayor problema. Sólo quería saber claramente cuál era el juego para poder hablar con su gente y retirarse de ser necesario.
La respuesta del líder de Morena fue que no había tal decisión, que el juego era abierto, que no se retirara y que ganaría quien mejor posicionado estuviera en las encuestas.
El zacatecano metió el acelerador. Anunció el apoyo del Partido del Trabajo y de Movimiento Ciudadano a su posible candidatura.
Eso enardeció en la cúpula morenista.
Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, habló con Dante Delgado: “No se equivoquen –le dijo-, la favorita es Claudia”
El fundador de MC le respondió: “Que me lo diga personalmente Andrés Manuel…”
Hizo otro tanto con Alberto Anaya. Le pidió incluso al líder del PT que le organizara a Sheinbaum un acto como el que le hizo a Monreal para pronunciarse a su favor.
El petista le contestó que no podía hacer eso, que ellos ya se habían pronunciado.
La secretaria general de Morena le espetó: “Al líder no se le discute, al líder se le obedece”.
Anaya ya no movió un dedo al respecto.
Llegó el momento de la encuesta. Ahí, con la secrecía imperante, todo terminó por enturbiarse.
Con los resultados en mano, no tardó en salir la versión de que se estaban acomodando las cifras para mostrar a la ciudadanía algo que pudiera ser “creíble” que diera a la vez otra oportunidad a Claudia: Un “empate técnico” sería la propuesta.
No transitó.
Pasaron los días. Con la incertidumbre aún a cuestas, los aspirantes prometieron a los cuatro vientos obediencia a su líder.
Así aguardarían las Palabras Mayores.
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GEMAS: Obsequio de Andrés Manuel López Obrador: “Ahora ya sabemos qué van a hacer para tratar de frenarnos: Peña Nieto va a imponer al candidato del PRI al estilo de siempre y también los de la mafia del poder van a imponer al candidato del PAN y del PRD.”
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Miércoles 11 de Diciembre de 2024