Alejandra Diener: La industria del consumo ante la volatilidad de la época

En esta época del consumo superfluo y de la distorsión de la familia, nos enfrentamos como sociedad a cambios drásticos que por lo general sirven de reacomodo cuando existen crisis o hay cambios de era. El posmodernismo está dejando su paso a la digitalización y con esto al ser humano se le ha hecho común vivir un individualismo lastimoso que sus resultados han empezado a notarse.   La industria a su vez se ha tenido que readaptar a las nuevas realidades y estudiar los mercados para reinventarse y no desaparecer. Es decir, las empresas han sentido la necesidad de cambiar su consumidor target puesto que dan por hecho que la familia como la conocemos, se transformará para siempre y no así, que este cisma (como le llamo yo), es de carácter volátil y transitorio.   Según datos de la OCDE, en los 34 países que constituyen esta organización, la estructura familiar que menos representa a las distintas estructuras familiares, está conformada por padre o madre solteros (5 y 10 por ciento de los hogares). Los mexicanos seguimos formando hogares con familias nucleares (papá, mamá e hijos), compuestas (nuclear con otros parientes) o mixtas (nuclear con otras personas no parientes) y en su minoría solteros.   El empoderamiento económico de la mujer es un buen negocio. Las empresas se benefician enormemente al aumentar las oportunidades en cargos de liderazgo para las mujeres, algo que ha demostrado aumentar la eficacia organizacional.   Sin embargo, un aumento en hogares unipersonales y de mujeres trabajando, puede suponer que los factores de la producción se encarezcan; la tierra, el trabajo y el capital y todo a su vez cuesta más porque no existe una comunidad apoyándose como sucede en el caso de los matrimonios.   En México las madres solteras tienen 30 veces más probabilidad de estar trabajando que las que están casadas. Lo que puede deberse a las costumbres y a la falta de apoyo asistencial para este tipo de estructura familiar, viéndose obligadas las madres solteras a trabajar.   No así con las casadas pero que no trabajan ya que posiblemente haya mayor estabilidad en el hogar, puesto que si el varón provee lo económico y la mujer provee el bienestar interno de la familia.   El 40 por ciento de las familias en México son constituidas por madre, padre e hijos, las reconstituidas solamente representan el 11 por ciento, las uniones del mismo sexo solamente representan el 0.6 por ciento quienes gastan el 30 por ciento de sus ingresos en actividades de esparcimiento según el Instituto de Investigaciones Sociales, y la familia nuclear gasta principalmente en alimentos y bebidas no alcohólicas el 80 por ciento de su ingreso anual, según ENGASTO 2014 y en última instancia destina su ingreso al esparcimiento y otros bienes y servicios.   A la industria del consumo le sigue conviniendo producir bienes y servicios destinados para la familia nuclear, ya que, si se piensa en negocio, el negocio está en el largo plazo y no en tendencias volátiles que tienen claros indicios de no prevalecer. Los cambios actuales son naturales, pero son reajustes de la época y lo que ha funcionado durante siglos no tiene por qué no seguir funcionando; a menos que lo destruyamos y eso equivaldría como darnos un balazo en el pie.   *Académica de la Universidad Anáhuac México