Graco Ramírez, gobernador de Morelos, recibió otro duro revés de la Suprema Corte: los ministros reabrieron el paso que Ramírez mandó cerrarle a su fuerte adversario, el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco, para que no pudiera ser candidato a la gubernatura.
En marzo llegó a la Cámara de Diputados local la orden del Ejecutivo para hacer una modificación de incrementar a 12 años la residencia de quien aspire a suceder a Graco, cuando la Constitución federal marca 5 años. En Morelos, el esquema político vigente implementado por el PRD funciona como en los viejos tiempos: ha sido Rodrigo Gayosso Cepeda, presidente del partido e hijastro del gobernador quien opera a favor de Graco y en este caso empujó la iniciativa para pasar por encima de la carta magna. Sin ningún análisis de por medio, la ley se aprobó fast track.
Lo que pasa en Morelos es un fenómeno derivado del hartazgo de la política tradicional. La vieja guardia sucumbe ante la fama sin noción ni proyecto. El gobernador, un hombre que lleva más de 40 años en la política y que casi lo ha sido todo: fundador del PRD, diputado, senador y gobernador se ha obsesionado ante la popularidad del exdeportista. El Cuau sin un plan de combate al crimen ni de lucha contra la desigualdad se metió en política de la noche a la mañana. Vaya, ni siquiera podía hilar oraciones completas, pero ganó aún traicionado por los nervios: en sus actos de campaña pedía votar por un partido distinto al suyo y luego se sonrojaba.
Desde un principio Graco se asustó ante la figura de Blanco y su arrastre con la sociedad. Se ocupó por bajarlo de la nube y lo acusó de estar coludido con el narco sin probarlo. Intentó someter la administración municipal bajo el mando único. Le obstaculizó 745 millones de pesos para proyectos que Cuau reclamó. Y éste le ganó además el primer juicio al gobernador ante la Suprema Corte, luego de que también a través de la operación de su hijastro Graco buscó tumbarlo de la presidencia municipal, supuestamente por no cumplir los requisitos de residencia.
El exfutbolista, sin embargo, ha goleado al gobernador. Todo lo ha perdido Graco, un mandatario que enfrenta los peores niveles de popularidad y además está debilitado por un frente de ciudadanos, universitarios y católicos que han realizado marchas contra su administración, las más concurridas en la historia de Morelos. El Cuau y José Manuel Saenz, un tipo dedicado a la venta y compra de futbolistas hasta meterse en el palacio del ayuntamiento de Cuernavaca con el triunfo electoral de su exrepresentado, aventajan juntos a Graco y su hijastro por la sucesión. Es Saenz la mano que mece la cuna en el ayuntamiento y a quien hay que ponerle la lupa.
Mal augurio la derrota en la Suprema de Graco Ramírez, quien va hoy al Senado para ser cuestionado ante un tema en el que intentó nadar de muertito: parte de la responsabilidad de su administración en el socavón en el Paso Exprés.
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