A partir de hoy, queda exactamente un mes al Gobierno de Eruviel Ávila y ya hay Gobernador electo, una vez que el IEEM le dio, la semana pasada, la constancia de mayoría a Alfredo Del Mazo.
Pero Del Mazo no tendrá un panorama sencillo ni empoderado durante su arranque, y ni siquiera por la presión de la posición o de algún agente externo: su camisa de fuerza es intestina, pues en el PRI se la van a poner como si intentara arrancar un auto en tercera velocidad.
El escenario para Alfredo Del Mazo no lo ha tenido un gobernador mexiquense en los últimos 18 años. Para empezar, será el primer Gobernador del Edomex en 17 años que tenga en su inicio un Presidente del país priista, a quien le deben todos los mandatarios tricolores la obediencia institucional que caracteriza a ese partido, con lo cual poco margen tendrá en la definición de candidaturas de la elección local de 2018.
Eruviel, quien asumió en 2011, tuvo un año y medio de protagonismo como el Gobernador priista más vistoso del país, pues tuvo por Presidente a Calderón en ese periodo.
Con Peña fue más grande aún el margen para desmarcarse: tuvo al entonces panista Fox cuando llegó y el resto de su sexenio en el Edomex convivió con Calderón. Nadie le hacía sombra ni le ordenaba qué hacer.
Y Montiel tuvo la mayor parte del periodo al lenguaraz Fox, a quien debía restarle protagonismo, y su primer año y medio tuvo por Presidente a un priista que ya había bajado los brazos y decidió no forzar más el aparato del Estado para mantener el control absolutista: Ernesto Zedillo.
Con ese hándicap llega Del Mazo: tendrá Presidente priista, a quien debe toda la fidelidad y obediencia política y partidista, y quien meterá mucha mano en la selección de candidatos del Edomex.
Además, Del Mazo tiene con Peña toda fraternidad sanguínea, por el lazo que los une y por la decisión de haberlo nombrado candidato, lo que no adeudaron al Presidente ni Eruviel ni Peña ni Montiel, pues, decíamos, Zedillo intentó romper con el autoritarismo y no ejerció el dedazo.
Otro factor: Del Mazo tendrá por exgobernador inmediato a un personaje con aspiraciones (y posibilidades) de ser el tapado, y por el apoyo irrestricto que le dio en la campaña, Eruviel Ávila va a tener un cuchillo muy grande para rebanar lo que quede del pastel de las candidaturas del 2018.
Por si fuera poco, ante la posibilidad de no ganar la Presidencia el próximo año, en Los Pinos ya tienen por Plan B el ir acomodando perfiles en el Gobierno mexiquense que inicia en septiembre.
Así el escenario, el mandatario entrante tendrá por encomienda sacar avante el resultado local en los 125 municipios (que en la pasada elección les favoreció por 3.5 puntos) y el federal en los distritos que le corresponden, con poco margen de decisión en la negociación de candidaturas, que estarán bajo el VoBo de Peña y Eruviel. Un arranque como de vocho con los cables de las bujías al revés.
Claves XVII: ¿Qué tal durmieron, Edomex? Suman ya dos meses del caso de Valeria. La tesis del presunto asesino-suicida solitario no satisface a la familia.
Columna anterior: El rechazo a Édgar Olvera (II)