Las encuestas ponen a AMLO en la delantera. Muchos que antes lo veían como una amenaza, se sienten tan decepcionados por la situación actual que están tentados a votar por él. Después de todo –se preguntan - ¿qué tan malo puede ser AMLO, comparado con los gobernantes que tenemos ahora?
Por: Pablo Sánchez Servitje*
La Presidencia de Trump nos recordó – lamentablemente– que el pasado es lo que mejor predice el comportamiento de un futuro Presidente. En unos meses, el loco de la Casa Blanca decepcionó a todos los que pensaron que moderaría mágicamente su temperamento una vez que tomara posesión del cargo. Esto nos recuerda que la respuesta a la pregunta de “qué tan malo sería AMLO como Presidente” debe buscarse en su pasado.
Conocemos, por un lado, cómo gobierna cuando las circunstancias le favorecen. Como Jefe de Gobierno del DF, gozaba de un presupuesto creciente, pues se multiplicaban los recursos destinados a las entidades federativas. También se facilitaba su popularidad gracias al desgaste del entonces Presidente Fox. ¿Cómo se comportó AMLO con el viento a favor? En una palabra: dadivoso. Se dedicó a gastar de manera irresponsable e improductiva. Por ejemplo, estableció pensiones para adultos mayores, sin brindar medios para hacerlas sustentables, dejando a los siguientes gobiernos el detalle de pagar la cuenta creciente. Ni hablar de su proyecto estelar de educación: la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, institución que no logra titular ni al 2% de sus estudiantes.
Por otra parte, conocemos a López Obrador cuando las cosas no le favorecen. No hay que ir más allá que recordar su actitud ante su derrota electoral de 2006, o cuando fue destapada la corrupción de Bejarano, su más cercano colaborador en el gobierno del DF. El AMLO en circunstancias difíciles se asume como un mártir que encarna al verdadero “pueblo”, ataca a todo el orden institucional que no se le somete, y busca culpables de los males que él mismo causa.
La presidencia de AMLO con un entorno político y económico favorable sería comparable a los gobiernos de Lula, los Kirchner o Correa: aumentarían los apoyos sociales sin que se pongan los medios para sostenerlos. Nos podemos imaginar el precio de la gasolina subsidiado agresivamente, las pensiones a los adultos mayores duplicadas (como él mismo lo ha planteado) y otra serie de gastos ocurrentes que sustituyen a los que podrían detonar verdadero desarrollo económico. Sería un mal, pero uno que se puede sobrevivir. En cambio, en un entorno desfavorable veremos a un AMLO buscando a un enemigo para echarle la culpa (un grupo de empresarios, políticos o medios de comunicación), y usando todo su poder para castigarlo. Este AMLO sería más parecido a Echeverría o López Portillo, quienes eran Presidentes en la época en la que el propio AMLO militaba en el PRI. Estaríamos ante un mal que puede condenar al país durante décadas.
Por último, del pasado también sabemos qué haría AMLO sobre la corrupción: absolutamente nada. Cuando fue Jefe de Gobierno, el DF ocupó los últimos lugares en los estudios sobre gobiernos estatales de Transparencia Mexicana, y no apartó a sus aliados más corruptos (Bejarano) de puestos clave hasta que fue forzado a hacerlo.
* Maestro en Políticas Públicas y Administración de Empresas