El Grupo de Acción Financiera contra el Blanqueo de Capitales (FATF, por sus siglas en inglés) fue creado en 1989 por los ocho países con las economías más poderosas del planeta, a fin de combatir el lavado de dinero. Un informe publicado por este grupo en 2008, titulado “Lavado de dinero a través del futbol”, detalla que el deporte y en particular el futbol, resultan atractivos para los criminales debido a la gran cantidad de transacciones monetarias que se realizan y al creciente número de individuos involucrados. Menciona que el hecho de vincularse con el futbol o sus figuras no significa para los criminales necesariamente una ganancia monetaria considerable, pero sí una posibilidad de escalar socialmente en diversos círculos o hasta convertirse en celebridades.
En un mundo en el que miles quieren abstraerse de la realidad pensando en el deporte como una válvula de escape, una narrativa paralela y pura, aislada de la trampa y la corrupción, el futbol y sus figuras mitológicas son la cortina de humo perfecta. En un país en el que el narcotráfico roza todas las esferas de la vida pública y privada resulta ilusorio pensar que algo tan sexy como el futbol permanecería intacto.
En torno a los manejos del futbol mexicano y en un intento por transparentarlos, México se unió en 2008 a otros 47 países en el implemento de mecanismos para hacer las transferencias de futbolistas limpias de vínculos con el crimen organizado.
Sin embargo, el informe de la FATF también explica que en esos mismos años, en México se presentaron diversos casos de lavado de dinero a través del futbol, así como vínculos con el narcotráfico.
Algunos ejemplos que han generado duda entre la opinión pública son los fichajes de Diego Reyes y Jesús Corona al Porto, a través de una empresa con vínculos al Cártel de Juárez, el sonado caso de los Mapaches de Nueva Italia cuyo propietario, Wenceslao Álvarez, fue detenido por nexos con la Familia Michoacana y los Zetas, entre otros. En alguna ocasión también se filtró la fotografía de Jared Borgetti con Rafael Arellano Félix en la fiesta de cumpleaños de éste.
El caso de Rafael Márquez resulta impactante dado el manejo discreto, serio y sobre todo filantrópico de su carrera. Su fundación llegó a recibir al menos 8 millones de pesos de la SEDESOL, y el SAT llegó a perdonarle deudas por hasta 108 mil pesos. Como menciona la FATF, codearse con figuras públicas como el eterno capitán significa un posicionamiento, no únicamente para los criminales sino también para quienes operan del otro lado del mostrador: los políticos.
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