Faltan 326 días para las que podrían ser las elecciones más reñidas de la historia. Esas donde el PRI podría perder nuevamente la Presidencia de la República; en las que por primera vez participarán candidatos sin partido; las que serán las más grandes y complejas de todos los tiempos por el número de posiciones en juego y de candidatos contendiendo. A menos de un año no sabemos hacia dónde vamos.
El PRI realiza su XXII Asamblea Nacional para ponerse de acuerdo en la forma en que elegirán a su candidato. Morena lo tiene claro, incluso, desde antes de nacer como partido político. En el PAN se debaten entre el egocentrismo y la misoginia. Y, en el PRD están desesperados por aliarse con alguien que les garantice no desmoronarse y caer hasta el cuarto lugar, muy cerca de la ‘chiquillada’ política.
En medio de la incertidumbre que se vive en el entorno de los partidos, lo único cierto es que hoy los ciudadanos, quienes decidiremos con nuestro voto quién será el próximo Presidente de México, no tenemos idea de lo que cada uno de ellos nos ofrecerá. Ojo, no me refiero a volver a los tiempos horrendos de las larguísimas campañas políticas. No. Creo que sería muy positivo saber exactamente todas las propuestas de cada una de las opciones políticas para que analistas, académicos y medios de comunicación desmenucen y debatan en torno de ellas. Así, los ciudadanos podríamos tomar una decisión más informada para votar.
Por la trascendencia de las próximas elecciones me parece crucial, más que nunca, un voto informado, un voto convencido. El candidato cuyas propuestas convenzan a más personas lógicamente obtendrá más votos y su triunfo será más claro, en momentos en que se calcula que el margen de diferencia entre las distintas opciones será muy reducido. Además, daría mayor certidumbre al proceso y reduciría los cuestionamientos de los perdedores.
Sé perfectamente que hoy esto es imposible. En primer lugar, porque nuestra actual ley electoral es una camisa de fuerza diseñada por los mismos partidos y basada en la desconfianza. En segundo lugar, porque no se ve voluntad de los partidos políticos para entrar en un proceso de mayor exposición, lo que significaría una mayor competencia de propuestas y programas. Y, en tercer lugar, porque ya no hay tiempo de hacer las reformas legales. Será para la próxima, tal vez.
Candado
Paradójicamente, a Enrique Peña Nieto se le ha descrito como un presidente producto de la televisión, pero su sexenio no ha tenido para nada ‘buena prensa’. En Los Pinos se comenta que, a punto de entrar al último año de gobierno, ya no están interesados en los medios tradicionales de comunicación. Mantendrán relaciones respetuosas, claro, pero no les darán mayor importancia, ni más presupuesto publicitario. Se enfocarán en los medios alternativos, en las redes sociales. Sin embargo, dicen que a Alejandra Lagunes, la Coordinadora de Estrategia Digital Nacional de la Presidencia, lo que le urge es que ya sea 1 de diciembre de 2018.
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Lunes 2 de Diciembre de 2024