La “Línea Dorada” del Metro inaugurada a finales del sexenio pasado, en donde se sospecha, nada más se sospecha que hubo transas, “cochupos”, pillerías de Marcelo Ebrard y algunos de sus colaboradores, llevó progreso y prosperidad para los habitantes de Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta, Iztapalapa y zonas circunvecinas (como Chalco, en el Estado de México). Pero también provocó que el narcotráfico, el secuestro, la extorsión y otras actividades ilícitas florecieran, obviamente, solapadas y fomentadas por los jefes delegacionales en turno, la mayoría del PRD y el último de Morena, a quien le explotó, o ¿le “explotaron” el asunto?
Hace una década, Milpa Alta, Xochimilco y Tláhuac eran consideradas zonas rurales; una buena cantidad de habitantes vivían del cultivo y la comercialización de productos del campo, además de trabajar en otras actividades lícitas; el índice delictivo, sobre todo en Tláhuac era uno de los más bajos, según cifras oficiales. Pero llegaron las zonas habitacionales, las hordas, bandas, tribus, pandillas, mafias del PRD, el METRO, el “Ojos”… y todo se empezó a descomponer.
El primer aviso de que algo grave estaba ocurriendo en Tláhuac, fue en noviembre del 2004, cuando dos agentes de la policía federal preventiva que realizaban investigaciones de narcomenudeo, fueron quemados vivos y uno más herido gravemente durante un linchamiento perpetrado por más de 300 pobladores de San Juan Ixtayopan, luego de que fueron presuntamente sorprendidos tomando fotografías a niños afuera de una escuela de la zona. Pero nadie quiso “agarrar al toro por los cuernos”.
Pasaron dos años, llegó la Línea 12 del Metro, inaugurada por el “Carnal” Marcelo, y paradójicamente empezó a crecer en la región la delincuencia organizada y desorganizada; aumentaron el desempleo y la inseguridad; surgieron los comercializadores y distribuidores de droga. Jóvenes que se casan a temprana edad y que son padres, pero no tienen ingresos para mantener a sus hijos, se convirtieron en “caldo de cultivo” para “El Ojos” quien los vestía, los calzaba y les daba una lana para alimentar a sus “chilpaytes”, a cambio de sus servicios. A los “Ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan, los utilizaba como informantes y/ o “halcones” para vigilar el negocio.
De pronto, al gobierno de la “City” y a la secretaría de Marina se les ocurre dar un “un buen golpe” contra los carteles de la droga (que no son carteles, sino simples de-lin-cuen-tes, insiste Miguel Ángel Mancera) que operan en esas delegaciones, se instalan retenes policiacos para detener a posibles delincuentes, se realizan operativos. Se anuncia por todos los medios que el delegado (de Morena) y su “famiglia” tienen las manos metidas en varios negocios truculentos, por lo que piden su cabeza.
¿Y con eso se acaban las plagas en esa y otras delegaciones? Pues no, pero mandan un claro mensaje los “morenos”.
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