Salvar la vida

El jueves 29 de junio, la opinión pública se estremeció ante uno de los accidentes viales más dolorosos que recordemos en los últimos tiempos. Una camioneta de transporte escolar del Instituto Salesiano Don Bosco, visiblemente irregular, sin logotipos, conducida por una madre de familia de 42 años de edad y con 10 niños a bordo, fue impactada por una camioneta Jeep Cherokee de color vino. Esto ocurrió en el Eje Seis Sur, frente a la Central de Abasto. La camioneta improvisada de transporte escolar quiso dar una vuelta de 180 grados y al momento de hacerlo el vehículo Jeep, a gran velocidad, la impactó por la parte trasera haciéndola girar en dos ocasiones. Por el golpe, se abrió la puerta trasera por donde salieron disparados los niños que, por cierto, no llevaban puesto el cinturón de seguridad. Un menor de 9 años, hijo de la conductora murió en el lugar, otra pequeña de 7 años murió en el hospital el lunes pasado. Este trágico accidente nos deja varias reflexiones para el gobierno capitalino y para la sociedad en general.  En primer lugar, la administración de Miguel Ángel Mancera debe revisar a profundidad la situación en materia de transporte escolar; la herencia dejada por Marcelo Ebrard para que las escuelas particulares usen por obligatoriedad este tipo de transporte ha provocado distorsiones y una de ellas es que personas improvisadas buscan ofrecer este servicio. En segundo lugar, la ciudadanía debe reconocer que la nueva normatividad que limita la velocidad de autos en la ciudad sí tiene sentido. Según datos de la Secretaría de Seguridad Pública, por la reducción de la velocidad y la sanción a través de las fotomultas, los accidentes viales han disminuido en un 28.1 por ciento. A nadie le gustan las fotomultas, pero después de pagar algunas, le aseguro que muchos automovilistas no vuelven a rebasar el límite de velocidad. En pocas palabras si esa camioneta Jeep -cuyo conductor por cierto se dio a la fuga-  hubiera respetado el límite de 50 kilómetros por hora, posiblemente estaríamos ante otra historia, no tan trágica como la ocurrida. Disminuir la velocidad de automóviles en la Ciudad de México tiene como objetivo bajar el índice de mortalidad por accidentes de tránsito, no se trata de fastidiar a la ciudadanía, se trata de salvar vidas.   Corazón que sí siente La apuesta es por Acapulco. A pesar de los graves problemas de inseguridad, cobros de piso y luchas entre bandas criminales, el gobierno federal busca incrementar la derrama económica y acercar al Acapulco Diamante con el Acapulco de la Bahía, a través del nuevo Macrotúnel de 3.3 kilómetros y 2 mil millones de pesos de inversión. ¿Regresará el gran turismo de Diamante a la zona de la bahía y a la costera Miguel Alemán? Ya lo veremos al tiempo.   Columna anterior: Cómo vamos a un año