A la hora de repartir culpas todos tienen un villano favorito. Los ejidatarios señalan al empresario Fernando Ponce, los hoteleros acusan de la falta a los tres órdenes del gobierno, los ciudadanos comentan que el yerro es del conjunto de empresarios, ejidatarios y autoridad gubernamental. Todos se asocian cuando conviene a sus intereses particulares. En lo que se ponen de acuerdo, la Isla de Holbox se ahoga en sus propios desechos.
Ejemplo de este juego pernicioso le tocó llevar a cabo a la presidenta del consejo de desarrollo en la ínsula, Alejandrina Selem Salas. Revelaba que tenía una baja ocupación de 15 por ciento, “producto de la mala información de los medios de comunicación que anunciaban que su destino carecía de servicios de calidad”. Días después se hacen “harakiri” y convocan a cerrar el acceso de su destino “porque la actividad turística ha rebasado la capacidad de servicios turísticos”.
El botín en disputa es la Isla de Holbox, de apenas 42 kilómetros de largo y dos de ancho, tiene el factor belleza en sus 36 kilómetros de playa. Se localiza al norte del estado de Quintana Roo, a 160 kilómetros de Cancún, en el municipio de Lázaro Cárdenas. Cumplió 164 años de ser fundada y desde 1994 es un espacio natural protegido, privilegiado al servir como santuario del tiburón ballena, manatí, tortugas marinas, flamencos y pelícanos.
Este lugar, refugio de piratas en el siglo XIX, se convirtió en “el tesoro del caribe” por su belleza natural, sumado a flora y fauna única. El ambiente se transformó en imán de turistas que guiados por las nuevas tendencias vacacionales donde lo “básico” y “sostenible” fueron la cualidad que despertó el deseo. En ese marco, del interés pasaron al caos. El desarrollo le ganó a la planeación en un cultivo de corrupción por todos lados. La última década ha sido escalofriante; el número de visitantes pasó de 100 mil al año a más de dos millones.
Holbox es territorio de omisiones. La administración actual del estado tomó medidas para regular el acceso por saturación - la isla tiene capacidad de hospedar dos mil viajeros, aunque en temporada vacacional los visitantes flotantes son hasta 20 mil personas a lo largo del día- los servidores turísticos lo consideraron un atropello, pero resultan ser los mismos agentes que pretendían cerrar el lugar para presionar políticamente.
El origen de las inconsistencias legales se remonta a más de dos décadas; ya que no existe un plan de manejo del Área Natural Protegida (ANP) de Yum Balam, donde se ubica la isla de Holbox, aunado a que las autoridades municipales carecen de voluntad para crear el Plan de Desarrollo Urbano (PDU). El fin de semana se pusieron de acuerdo todos los involucrados para no cerrar la isla. Será un tratamiento de terapia intensiva hasta que no legislen y sean responsables.
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