LLama la atención que la mayoría de los 34 migrantes mexicanos abandonados al interior de un tráiler en San Antonio, Texas, procedan de estados violentos de este país justo donde algunos de sus gobernantes son investigados por comprar propiedades en Estados Unidos con dinero en efectivo, empresas fantasmas y testaferros para trasladar allá a sus familias, lejos del despelote.
En los hechos hay dos clases de migrantes en México y dos tipos de trato en EU: a los empobrecidos o desplazados por la complicidad entre crimen y autoridades los empuja a morir por el endurecimiento de sus políticas migratorias y la negativa de asilo mientras a los que llegan con más de un millón de dólares para invertir en negocios o comprar propiedades les abre las puertas.
Ejemplos de ambos grupos los hay por montones; entre los migrantes de cuello blanco están las familias de gobernadores, fiscales de justicIa, alcaldes y funcionarios de todo tipo relacionados a escándalos de corrupción de norte a sur, de las mismas entidades que los indocumentados del tráiler, pero que entran y salen de EU con millonarias propiedades donde quedarse o de dónde sacar plata.
Gente de los ex gobernadores de Aguascalientes, Armando Reynoso; de los veracruzanos Javier Duarte y Fidel Herrera; de José Murat, de Oaxaca, o de los tamaulipecos Eugenio Geño Hernández y Tomás Yarrington del ex candidato presidencial Roberto Madrazo o el ex fiscal nayarita Veyta. La lista podría crecer si el Departamento del Tesoro estadounidense, a través de la Red de Control de Crímenes Financieros, ampliara sus programas temporales contra el lavado de dinero en bienes inmuebles a todo el país que hasta ahora tiene limitado.
Sus investigaciones son temporales con periodos no mayores a un año y en propiedades que valgan más de un millón de dólares. Aunque existe la probabilidad legal de ampliarse a toda la Unión Americana, lo cierto es actualmente sólo están en la mira Brooklyn, Queens, Bronx y State Island (en Nueva York); en California: Los Ángeles y San Francisco; en Texas, San Mateo, Santa Clara y Bexur y en Florida, Miami-Dade.
Estados como Atlanta, donde el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya mudó a su familia para vivir mejor aunque quiere ser presidente de México, mantienen las mismas políticas laxas para los inversionistas que han disparado el mercado de lujo inmobiliario y otras empresas dudosas.
Mientras tanto, en México la migración forzada se ha vuelto el pan de cada día entre asesinatos (12,500 en 2016), secuestros y extorsiones con la tolerancia de autoridades locales involucradas que impiden el acceso a la justicia y perpetúan la impunidad, al cabo que siempre quedará EU para salir volando.
Bajo estas circunstancias, ni el muro más pretencioso detendrá a la diáspora. Continuará la de primera y de segunda a cualquier precio para huir del infierno creado por unos, sufrido por otros, con papeles o sin ellos, con o sin dinero, en un tráiler o en un avión.
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