Un intimidante mensaje comenzó a esparcirse vía Facebook y WhatsApp entre la población de Nuevo Laredo, Tamaulipas: “díganles a sus hijos que dejen de frecuentar los antros, ya que derrepente (sic) aventaremos granadas y quemaremos los antros y todo lo que sea financiamiento a los ‘norestitas’ y agencias aduanales también vamos por ustedes”.
El aviso era firmado por grupos identificados como “Z47” y “Zetas Vieja Escuela”. Ayer mismo en esa ciudad fueron localizados los cuerpos sin vida de 9 personas, amontonados frente a una casa de la colonia Viveros. Había hombres y mujeres baleados y los cubría una cartulina con un narcomensaje.
Todo indica que se trata del recrudecimiento de la disputa por la plaza entre el llamado cártel del Noreste y el resurgimiento de los “Zetas”. Hasta ayer, Nuevo Laredo había pasado por una frágil etapa de pacificación, cuando menos en cuanto a matanzas, mientras Reynosa estaba bajo asedio. Se informó en un comunicado el inicio de una investigación por el múltiple asesinato, pero ninguna autoridad salió a contrarrestar el mensaje de miedo en las redes sociales. Un dèjá vu.
Esta semana el INEGI reveló los datos preliminares correspondientes a 2016, donde las estadísticas vuelven a niveles alarmantes. Se registraron 23 mil 953 homicidios en México, una proporción de 20 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es superior a la registrada en 2015 que fue de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública confirmó que junio de este año ha sido el mes más sangriento desde que se lleva registro de los crímenes, con 2 mil 234 carpetas de investigación iniciadas por homicidios dolosos, 36 por ciento más que el mismo mes del año pasado.
El caso Tláhuac ha sido el distractor perfecto para eclipsar lo que en otros tiempos hubiera sido nota principal. O es quizá que ya nos hayamos acostumbrado a la matazón cotidiana, a normalizar que vivimos un país violento. En los próximos meses nos enteraremos de otros números más abultados, pero algún otro tema coyuntural hará que los ignoremos. Y seguramente pronto escucharemos de otro plan para reforzar la seguridad en esa zona con más desplazamiento de tropas. La receta ya no funciona para este mal. En Tamaulipas, los tiempos del horror nunca se han ido.
Contraseña: La publicación de un documento de la Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, en el cual responsabilizaba al gobierno de Morelos de no hacer uso de sus facultades para evitar la tragedia en el Paso Exprés, provocó que Graco Ramírez se desplazara a la oficina del subsecretario René Juárez para sostener una reunión en la que, aseguran, se limaron asperezas. En Cuernavaca dieron acuse de recibo al nuevo golpe que se les asestó con la filtración desde la SCT.
Columna anterior: La burbuja rota