Durante los primeros 23 años de vigencia del TLCAN, México vivió en una zona de confort ideal para que nos desarrolláramos, sin embargo, eso no se logró pues a partir de 2001, los retrocesos en todas nuestras variables económicas han sido enormes debido a la carencia de políticas públicas realistas lo que no permitió mantener la competitividad del marco sistémico y, por tanto, nuestra competitividad cayó del 34º lugar en 1998 hasta el 51º lugar en 2016, fundamentalmente, por la pésima calidad de las instituciones públicas que descendió de la 56ª a la 116ª posición, los trámites y regulaciones del 117º a 118º, en tanto que la confianza en las autoridades y políticos mexicanos de la 94ª a la 124ª como consecuencia de la incapacidad de los funcionarios para generar políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo del país.
La competitividad de la economía mexicana en el periodo 1994/2001 permitió cierto dinamismo en el proceso exportador, mayormente, generado por la presencia de empresas transnacionales, en gran parte norteamericanas establecidas en nuestro país que implementaron políticas corporativas muy exitosas al realizar transacciones intrafirma, por lo que nuestra exportación al TLCAN pasó del 85.72% al 90.74% del total de nuestras ventas, en tanto que nuestra importación procedente de la región pasó de 71.09% a 76.22% en 1999.
A partir de 2001, numerosas empresas salieron del país -900 de ellas maquiladoras en gran parte norteamericanas- que ante un marco cada día menos competitivo se ubicaron, principalmente en Asia, por lo que nuestra exportación al TLCAN presentó una ligera tendencia decreciente, pero mucho más preocupante es que la importación procedente del TLCAN se redujo de forma mucho más drástica y acelerada de tal manera que del 76.47% que importamos de ese origen en 1999, pasó a 48.88% en 2016 pues algunas plantas norteamericanas radicadas en México, que utilizaban insumos procedentes de Canadá y EEUU, migraron a Oriente, lo que jugó en contra del primer objetivo del TLCAN: la integración comercial y productiva entre los tres socios.
Hoy, que Trump establece la necesidad revisar el TLCAN para lograr la generación de valor agregado en su país y en la región, México debe replantear su política de comercio exterior para aprovechar sus ventajas comparativas, definiendo una política para mejorar su competitividad, y una estrategia de promoción de exportaciones y captación de IED realista, abandonando el esquema de simulación e improvisación que lo ha caracterizado en los 25 años más recientes, para realmente lograr una integración productiva con Canadá y EEUU.
Entre 2001 y 2016, el TLCAN es el bloque que más ha perdido, pues su PIB cayó de representar el 36.29% del PIB mundial a sólo 28.37%, siendo México el que más perdió al caer un 34.4% en su participación en la generación de riqueza mundial, EEUU lo hizo con 21.97% en tanto que Canadá lo hizo en 6.82%.
* Catedrático de la Universidad Anáhuac México.