La semana pasada un grupo especial de la Marina mató a "El ojos" en Tláhuac. A simple vista parece un suceso policiaco más, pero no es así. Quizá como ningún otro, se trata de un episodio que desnuda las más importantes debilidades y desafíos de las instituciones en el combate al tráfico de drogas.
Su base de operaciones era Tláhuac y sus ventas se extendían en la Ciudad de México a un lugar emblemático: la UNAM. Este hecho detonó un debate semántico animado por abogados y constitucionalistas que rechazan de manera muy enfática llamar narcotráfico a las operaciones que "El ojos" realizaba en el centro del país.
Las declaraciones –casi un clamor– han exigido diferenciar al narcotráfico del narcomenudeo por la dimensión de las operaciones entre uno y otro y las diferencias de organización y estructura.
La muerte de "Los ojos" coincidió con la publicación del Diccionario de Justicia de Editorial Siglo XXI, una obra respaldada por el Conacyt que reúne a 130 prestigiados filósofos, politólogos, sociólogos, economistas y abogados de Iberoamérica.
“Es un cuestionario para cuidar la justicia y actualizar la discusión de los principales problemas de injusticia”, escribe Carlos Pereda, editor y profesor emérito de UNAM.
En la obra, Carlos Antonio Flores Pérez, doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, subraya que narcotráfico es una palabra que no constituye un concepto académico: pocos hechos sociales plagados de ambigüedades, prejuicios y mitos como el tráfico de drogas.
El término “cártel”, como otros, dice Flores, no surgió de un esfuerzo de comprensión analítica objetiva, sino de concepciones e intereses de actores hegemónicos con capacidad para imponerlos en las comunidades.
“Narcotráfico es una palabra empleada para definir por igual a organizaciones delictivas del carácter y dimensión más heterogéneos. Parece derivarse de instituciones que lo usaron para definir a las poderosas organizaciones de Colombia”.
Flores llega a una conclusión fundamental: ninguna organización criminal conocida ha sido capaz de controlar toda la cadena de producción y fijar de manera exclusiva sus precios, significado original del concepto “cártel”. En sentido económico estricto el tráfico de drogas nunca ha estado controlado por cárteles, ni siquiera en la época en la que predominaron organizaciones de grandes dimensiones, poderío bélico y capacidad mercantil en latitudes emblemáticas.
Flores sostiene que los efectos del narcotráfico son con frecuencia analizados a partir de definiciones endebles que reproducen los discursos oficiales para justificar presupuestos y políticas públicas y encontrar “culpables” relativamente inocuos para la continuidad de los intereses de poder.
La caída de "Los ojos" en Tláhuac ha detonado un debate postergado sobre la importancia de comprender, más allá de definiciones legales y jurídicas, los efectos sociales y económicos del tráfico de drogas. El término es lo de menos.
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Martes 10 de Diciembre de 2024