Yankee sorprendente

Estoy maravillado con Aaron Judge, el jardinero derecho de los Yankees de Nueva York que en cuatro meses ha desafiado las leyes de la Física. Mide 2.01 metros y pesa 128 kilos. En la Major League Baseball (MLB) nunca había existido un pelotero que combinara estas medidas. Ha habido jugadores así de altos. También con esa masa corporal, pero no uno con ambas. Esto lo define como un jugador diferente. Desde el primer día que Judge tomó un turno al bat en la MLB mostró su calidad. 13 de agosto de 2016, el muchacho de entonces 24 años, pegó home run contra los Rays de Tampa Bay. Al día siguiente volvió a volarse la barda. Se convirtió en el segundo jugador en toda la historia de los Yankees en conseguirlo (Joe Lefebvre, 1980). Y después se extinguió: bateó para .179, se ponchó 42 veces en 84 turnos al bat y terminó lesionado.  Un mes le duró el gusto de estar con el equipo grande. Para la temporada 2017, los Yankees lo anunciaron como titular en el jardín derecho y tercero en el orden la bat. Aaron Judge comenzó a disparar home runs. El 28 de abril, jugando en casa contra Baltimore, Judge pegó cuatro home runs. El segundo de ellos registró una velocidad de salida de 192.2 kilómetros por hora, según la medición de Statscast, una máquina que desde 2015 la MLB instaló en los 30 estadios y que mide la distancia que recorre la pelota, la velocidad que alcanza, la velocidad del bate, el ángulo de salida, entre otras.  Aaron Judge convirtió en un objeto para la contemplación. En los meses de abril (.303 de porcentaje de bateo, 10 HR y 20 carreras producidas) , mayo (.347, 7 y 17) y junio (.324, 10 y 25), Judge fue elegido novato del mes de la Liga Americana.  En la serie de fin de semana que los Yankees jugaron ante Baltimore del 9 al 11 de junio, Judge pegó tres home runs: uno, tuvo una velocidad de salida de 194.9 km/h. Nuevo récord en Statscast. Otro, recorrió 151 metros, la distancia más larga hasta ahora en la campaña 2017. Fue nombrado jugador de la semana y jugador del mes de la Liga Americana. Para el 7 de julio, Judge tenía 30 home runs. Fue el segundo novato en conseguirlo. Mark McGueire lo hizo en 1987 (cuando no sabíamos que recurría a sustancias para mejor su rendimiento que hasta 2002 fueron prohibidas). Con esas credenciales Aaron Judge llegó a la mitad de la temporada. Recibió casi 4.5 millones de votos de los aficionados para participar en el Juego de Estrellas, y fue elegido como uno de los cañoneros para el Home Run Derby que, obviamente, ganó. Otra marca: fue el primer novato en lograrlo. Dos de sus home runs rebasarons su marca de 151 metros: 152.4 y 156.3 metros. Son distancias descomunales. El 21 de julio en el Safeco Field, casa de los Marineros de Seattle, Judge conectó un batazo de tal magnitud que el Statscast fue incapaz de medir la velocidad de salida. Además de la potencia, la clave está en la técnica con la que hace el swing: la posición de sus brazos, cadera, piernas y cabeza. Diacrítico. Aaron Judge es la clase de pelotero que necesitaba el beisbol después del gran escándalo  durante la Era de los esteroides y con quien no queda más remedio que, como se estila en las cortes de los Estados Unidos cuando entra el juez a la sala: todos deben ponerse de pie.   Columna anterior: Sr. Castillo, no nos tome el pelo