Cuando a los aficionados al fútbol nos preguntan qué le vemos a este deporte solemos dar las respuestas más variadas. Pero una de las más sencillas puede encontrarse en la frase de Jean Piaget: infancia es destino.
En diciembre de 1971, un equipo muy joven (7 años en primera división y apenas llegado al DF, de Hidalgo), el Cruz Azul debutaba como portero a José Miguel Marín Acotto, argentino nacido en Córdoba, el 15 de mayo de 1944 y transferido del Vélez Sarsfield tras 7 años de titular y un campeonato de liga.
Desde sus inicios como futbolista profesional se destacó por sus excelentes cualidades como portero, manejando con inteligencia su área y a su defensa. Fue inspirado por la leyenda Amadeo Carrizo, pero a su llegada al país traía consigo un nombre propio: El Gato Marín.
Al artífice de su incorporación fue Guillermo Álvarez Macías y desde su primer partido el Gato colaboró manteniendo su valla imbatida, lo que permitió a su equipo ganar a las Chivas de Guadalajara por dos tantos.
La leyenda se fue construyendo gracias a sus espectaculares atajadas, a su personalidad y, claro, a los numerosos triunfos que obtuvo con Cruz Azul: tres campeonatos de liga consecutivos (1971-72, 1972-73 y 1973-74, contra el América, el León y el Atlético Español respectivamente), título de Campeón de Campeones (1973-1974), dos ligas consecutivas más (1978-79 y 1979-1980) y la Copa de Campeones CONCACAF del 71.
La afición mexicana lo convirtió en ídolo haciendo propia la rebautización que el mítico Ángel Fernández le diera como “el Superman Marín”, pero aunque su fama y éxito crecían, Miguel nunca perdió el piso ni la humildad, siempre se le encontraba con una sonrisa y un saludo afable. Muchos niños de la época jugaban a ser Miguel Marín eligiendo ser porteros para emular a su héroe. Programas televisivos como el Chavo del 8 se llenaban de referencias al jugador que aparecía constantemente en entrevistas y comerciales.
El crecimiento de la popularidad del Cruz Azul se explica, en parte, gracias a él, quien impactó mayormente la población infantil y juvenil, por lo que no es raro que gran parte de la misma siga fiel después de tantos años sin campeonatos.
Pero no todo era positivo. Su afición al cigarro desencadenó sus problemas cardíacos, que lo obligaron a retirarse en el 81. Un año después comenzó su carrera como técnico, pero un altercado con un árbitro y la expulsión por un año con la que se le sancionó lo llevó a equipos más pequeños, destacándose, sin embargo, su colaboración en la selección nacional de Milutinovic.
Era entrenador en la Universidad de Querétaro en el 91 cuando sufrió un infarto fulminante a los 47 años. Su contribución más importante al futbol y a una época puede ser el haber inspirado un amor duradero en miles de personas que siempre nos pondremos de pie ante el Superman Miguel Marín.
La popularidad del Cruz Azul se explica, en parte, por su impacto en la población infantil y juvenil, y que ahora permanece fiel en gran parte.
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