Se ha dado a conocer que en julio comieza el diálogo de la posible integración de un tercer país a la primera unión aduanera que se ha establecido con la perspectiva de una integración del istmo centroamericano para 2020.
La noticia corre a menos de un mes del arranque del acuerdo por el que se abre paso al libre tránsito de mercancías y personas como resultado de la Unión Aduanera entre Honduras y Guatemala. Ahora se explora la integración de El Salvador.
Lo ya firmado con el concepto “dos países, un territorio” establece un territorio aduanero único con aranceles comunes externos, eliminación de puestos fronterizos internos y la implementación de aduanas periféricas. Se calcula que quedarán sin arancel cerca del 80 por ciento de los aproximadamente 6 mil 500 productos que se comercian actualmente en esa relación bilateral.
El anuncio del nacimiento de la Unión Aduanera cae justo en el momento en el que se revisan otros acuerdos regionales en Europa y las Américas, cuando está en puerta el fortalecimiento de las relaciones euro-latinoamericanas.
Mientras en algunos lugares se opta por acentuar la bilateralización del comercio, en otras por regionalizar, algo que trae consecuencias para los modelos de integración y cohesión interna en donde esto acontece.
La negociación de una unión aduanera tripartita que comunicaría el Pacífico con el Caribe marca un cambio que se suma a la reciente ampliación del Canal de Panamá y potencia les capacidades comerciales globales para todos los involucrados. El avance no ha dejado de abrir expectativas locales, cuando la interconectividad e interdependencia son más fuertes que nunca. Estos pasos han puesto a revisión los presupuestos en el debate sobre si es posible o no ampliar las modalidades comerciales en el entorno continental.
Como antecedente están el compromiso de establecer una Unión Aduanera Centroamericana acordada desde el año 1960 en el Tratado General de Integración Económica y el Protocolo de Guatemala de 1993 que se basa en los principios de legalidad, gradualidad, flexibilidad, consenso y transparencia en un proceso que aproxime voluntades y políticas.
En el diseño de la unión aduanera regional centroamericana está considerada la participación de las autoridades nacionales de integración económica, directores de aduanas, impuestos internos, migración, grupos técnicos, comités y el sector productivo.
En múltiples foros políticos de diálogo y negociación sobre los problemas que enfrentan las opciones del comercio internacional, frecuentemente se señala la ausencia de voluntad política y de los actores. Sin duda, el proceso de integración centroamericano avanza más allá de las preocupaciones que puedan existir sobre las tensiones tradicionales que antes han empañado el ambiente de colaboración y cooperación regional.
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