En los últimos 20 años la industria de la moda ha cambiado drásticamente lo que se debe en gran parte al nacimiento de la moda desechable o fast fashion, que se refiere a la producción en serie y a bajo costo de las prendas de última moda inspiradas en las pasarelas de diseñadores de lujo.
Esta moda es pasajera, accesible, de poca calidad, adictiva y de diseño vanguardista. El fast fashion transforma los diseños de las marcas caras en “copias” de bajo costo. Zara, H&M, Mango, Forever 21, Bershka y Stradivarius son ejemplos de marcas de este tipo de moda.
¿Cómo funciona? Por ejemplo Zara, la estrella de grupo Inditex, creada en 1974, tiene sus tiendas llenas de mercancía de tendencia inspirada en las ideas de los desfiles más importantes de París y Milán. Tarda aproximadamente dos semanas en tener un diseño ya en tiendas en comparación con seis meses o más de otros fabricantes.
Normalmente hay cuatro estaciones marcadas en la moda, Zara produce 52 microestaciones. Este cambio frecuente de mercancía hace que el cliente se apresure a comprar un modelo o correr el riesgo de no volverlo a encontrar, pues una vez que se termina un modelo, no se resurte, no se vuelve a fabricar. Casi no hay baratas porque la mercancía se mueve rápidamente. Tiene más de 2,200 tiendas en 93 países del mundo. Amancio Ortega, creador de grupo Inditex es el cuarto hombre más rico del mundo con una fortuna valuada en 86 billones de dólares.
A raíz del nacimiento de la moda desechable ha cambiado mucho la forma en que se vive, percibe y de cómo nos relacionamos con la moda. “Mi abuela tiene solo una playera en su guardarropa, mi madre tres. La generación de mi hija, 50 y el 48% de ellas nunca las usa”, Jack Ma, Creador de Alibaba Group.
Antes atesorábamos prendas, las guardabas y cuidabas, era todo un evento salir de compras, las tendencias duraban mucho más tiempo. Ahora es de “usar y tirar”. No hay apego. El consumidor busca el último grito de la moda y no se conforma con menos. Estrenar ya no es un lujo, es una práctica normal. Parece que ya no tenemos que decidir entre comprar una u otra prenda, los precios son tan baratos a veces que no nos limitamos en nada y tenemos guardarropas llenos de “nada que ponernos”.
Aparte estas compañías son “cool”, es decir, aun pudiendo comprar PRADA ¡¡es muy cool andar en ZARA!! Tal vez esto se deba al excelente marketing e imagen en las campañas que han hecho estas marcas utilizando como embajadores a celebridades.
Pero no todo es miel sobre hojuelas con el fast fashion:
• Genera mano de obra barata.
• Condiciones desfavorables de trabajo, explotación laboral, trabajo infantil, cero leyes de protección al trabajador.
• Alto costo ambiental, mucha contaminación y desperdicio textil.
• Países como Bangladesh, Myanmar y Vietnam son parte de la cadena de producción del fast fashion.
• 170 millones niños trabajando en la industria textil mundial.
• Dos euros salario promedio diario del trabajador en la industria.
• Dos trillones de Euros en ganancia anual en la industria de la moda mundial.
• El consumidor promedio compra 1.5 veces más de ropa que lo que compraba hace seis años.
Nuestra obligación como consumidores es replantearnos la necesidad de consumir más productos que no necesitamos solamente porque consideramos que el precio es barato. Hay que reflexionar quién verdaderamente está pagando el costo de la moda barata y si en realidad lo barato nos está saliendo muy caro como sociedad.
Columna anterior: De ladridos y maullidos
Jueves 5 de Diciembre de 2024