La distancia del movimiento de Ivonne Ortega con el PRI de Los Pinos cada vez es más grande, como de Yucatán a Baja California, porque mientras la credibilidad del gobierno de Peña se hunde rumbo al 2018, su bloque busca el match con la sociedad encabronada con los partidos políticos.
En su estrategia ya no sólo está la idea de cortarle el dedo al presidente para imponer candidato.
Apareció Ortega con un vestido entallado a una convocatoria en un hotel frente al partido. Llegaron unos 250 delegados del PRI de más de 20 estados. Condujo el encuentro sin tocar la nueva crisis de la federación que reabre el tema de las irregularidades en las obras del sexenio, ni pidió la renuncia de nadie, pero supo asestar, con golpe maestro, las conclusiones de su movimiento que va presentar en la XXII Asamblea de su partido en agosto:
Poner coto a la corrupción, revocar el mandato, abanderar causas ciudadanas sin ser palero del gobierno, fin de los legisladores que brincan de una Cámara a otra, eliminación del fuero, nueva política social y económica y reducción del sexenio presidencial a 4 años.
Estaban Encarnación Alfaro, paisano de Beltrones que tiene el récord moderno en el partido por poseer alguna cartera del CEN con 17 presidente del partido hasta el ascenso de Enrique Ochoa. También Alberto Aguilar Iñarritu y Beatriz Pages, ambos cercanos a Roberto Madrazo, así como el piloto Jesús Ramírez Stabros, quien fue coordinador de Vinculación de Aurelio Nuño, ex coordinador de la Oficina de Presidencia y quien resucitó como presidenciable.
–Si el partido se equivoca corremos el riesgo de caer en el proceso de 2018 en el populismo autoritario. No podemos aceptar la imposición. Un candidato impuesto es un candidato muerto– advirtió Pages.
En 2013, el peñismo volvió a cerrar el candado abierto por Zedillo para una elección democrática en el partido. Se establecieron reglas para que militantes del PRI que aspiran a la candidatura cumplan requisitos que no se le exigen a aspirantes externos como José Antonio Meade, si fuera el caso. Los militantes deben contar con el aval de todos los sectores del partido: Obrero, Campesino y Popular, como en los 70`s, que controla Ochoa.
–¿Ochoa tiene la llave de ese candado?– pregunté a Alfaro.
–Y hay dueño de la llave.
Grupos en el PRI dicen que abrir el candado otra vez va a provocar heridas severas.
“No es cierto. Yo gané en 1984 una alcaldía al candidato del gobernador en Yucatán que era mi pariente (Cervera Pacheco) y pude ser la primera candidata mujer al gobierno. Lo que hay que hacer es ganarse a la ciudadanía para que nos acompañe”, dijo Ortega. En este bloque, sin embargo, hay un tapado de apoyo también conocido en el PRI como el rey de la trampa electoral: Ulises Ruíz. Y ya ha estado en eventos de Alianza Generacional, la ala de Ivonne, quien busca llegar a Los Pinos.