El miércoles pasado, el espacio virtual conocido como internet fue objeto de una protesta encabezada por las grandes compañías tecnológicas, una gran mayoría de ellas situadas en Silicon Valley, si bien no las únicas, para hacerle frente a una nueva iniciativa de Donald Trump, quien pretende limitar la neutralidad en la Red y de paso sabotear otro de los legados de Barack Obama, quien el año 2015, a través de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), estableció la llamada norma de “neutralidad en la Red”.
La neutralidad en la Red es un principio que la ha regido desde su origen y que en mayor medida había sido respetada por los proveedores del servicio. En términos simples, garantiza la igualdad de acceso a los contenidos, y por igualdad debe entenderse que todas las computadoras conectadas a la red serán objeto de un trato igualitario, no discriminatorio, y podrán ingresar a cualquier portal sin notar diferencia alguna entre la velocidad de acceso y descarga entre uno y otro.
La norma de neutralidad de la Red considera el acceso a la misma un bien público, pero hasta antes de la legislación promovida por Obama había quienes la identificaban como un servicio de información. Quienes así lo hacían eran los proveedores (T-Mobile, AT&T, Verizon, Comcast, etc.) en tanto resultaba conveniente ofrecer a sus clientes la posibilidad de una conexión más veloz (tal y como ocurre con una autopista de cuota), o ralentizar cuando no bloquear el acceso a determinados sitios que podrían representarles competencia.
En consecuencia, la norma de neutralidad de la Red afectó sus intereses y los intereses de grupos afines, específicamente los conservadores y el Partido Republicano.
Facebook, Twitter, Google, Netflix, Amazon, Reddit y un etcétera que escaló hasta llegar a un número cercano a 80,000 portales de internet (entre los cuales, curiosamente, se hallaba AT&T), plantaron cara a Trump en lo que fue denominado Día de Acción para Salvar la Neutralidad de la Red.
La FCC, hoy en día en poder de los republicanos y presidida por Ajit V. Pai, un abogado de origen indio que ha servido de Caballo de Troya toda vez que quien operó su ingreso a la comisión fue Barack Obama el año 2012, inició en mayo pasado un proceso de consultas en el que puede participar la ciudadanía, pero el panorama luce tan oscuro como todo aquello en lo que tiene que ver Donald Trump.
Es en esta circunstancia en la que se fundamenta la protesta del pasado miércoles y los debates que vendrán a continuación con tal de mantener blindada la neutralidad de la Red. Sin embargo, es muy posible que en agosto próximo la FCC vote en contra del principio rector de la Red y ello escale el pulso que ya mantienen muchas de las empresas tecnológicas con el inquilino de la Casa Blanca.
Un frente más abierto. Y Trump, como Hitler en su momento, no parece entenderlo.
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