Estimado lector:
Suelte su inventiva, y como si se tratare de un filme de acción, dé un salto hacia el futuro y trasládese al día tres de julio del año 2018.
Imagine que camina hacia la escuela “Lerdo de Tejada”, en cuyo zaguán se colocó la casilla electoral en la que le corresponde votar.
Usted llega y observa -continúe imaginando- una enorme fila de personas que como usted van a votar.
- ¿Cuántos candidatos presidenciales hay? - le pregunta otro ciudadano de la fila.
- ¡Son 14! -Responde usted con mucha seguridad, (y usted será uno de los pocos ciudadanos que conoce la cantidad y los nombres de todos los candidatos presidenciales).
- ¡¿14?!...¡Hum! -Refunfuña la vecina formada detrás de usted.
Dos horas han pasado y por fin se encuentra usted -continuamos en el imaginario-, con las boletas. En la soledad de la mampara decide por cuál de los 14 votar.
Este hipotético escenario que hemos construido, es el más probable y es el que correspondería a una estrategia del gobierno. Se trataría, como sucedió en el Edomex, de la participación de muchos candidatos para dispersar el voto y con ello polarizar la elección entre dos opciones extremistas. La del priismo corrupto, decadente y representante del viejo régimen presidencialista, y la del populismo conservador, igualmente representativo del presidencialismo autoritario.
¿Por cuál de estos extremismos votaría, estimado lector? ¿Cuál de estos dos presidencialismos autoritarios y antidemocráticos escogería?. ¿Por qué tendríamos que sujetarnos a este dilema que dificulta la situación del país y empeora la situación de la gente?. ¿Por qué resignarnos a que continúe el viejo régimen del presidencialismo autoritario?.
En realidad, las causas estructurales de la inseguridad, violencia, desigualdad social, pobreza y de otros grandes males del país, se encuentran en la permanencia, en la dominancia cultural de un régimen político que -desde hace décadas-, es ya caduco, anacrónico y decadente. Es el mismo régimen que hace de las estructuras del Estado una maquinaria inútil para la sociedad.
Para solucionar de raíz los problemas que lesionan al país resulta indispensable la sustitución del régimen presidencialista concentrador del poder por otro que lo redistribuya, que establezca los controles institucionales y los de participación ciudadana que termine con los abusos, la corrupción la impunidad.
Ante esto, trabajemos en la construcción del Frente Amplio Democrático (FAD), que constituya una tercera vía para los que reclaman la construcción de un nuevo régimen político y un Estado social y democrático.
En el día de las elecciones en 2018 evitemos el dilema absoluto de escoger entre dos individuos que, en los hechos, van a reproducir el sistema político priista.
Demos la posibilidad de votar por algo nuevo, diferente... con la capacidad para garantizar una vida de seguridad, dignidad y bienestar para todas y todos los mexicanos.
*PRD, líder de Nueva Izquierda