Los más altos estándares de calidad, la menor afectación vial, el menor tiempo de ejecución y la programación logística en plena mancha urbana son los retos y metas que plantea la obra pública en la Ciudad de México.
El segundo piso inaugurado en el 2006 cerró por más de dos años Periférico. La construcción de la Línea 12 del Metro en 2009 obligó a cerrar por más de un año el Eje 8 Sur. Hoy ejecutar una construcción con cierres totales en vialidades por semanas es prácticamente impensable.
A la fecha, el Gobierno de la Ciudad de México mantiene frentes abiertos de obra en cuatro proyectos incluso de mayor magnitud a los mencionados, sin cerrar por completo alguna vialidad:
La ampliación de la Línea 12 del Metro registra un avance general de 21%; la construcción del Tren México Toluca tiene montadas 39 columnas y 36 trabes a lo largo de 1.6 kilómetros de vialidad; la Línea 7 del Metrobús avanzaba acorde a programa, con seis kilómetros de carril confinado construido sobre Paseo de la Reforma, de Manuel González a la Estela de Luz; y el Desnivel Mixcoac, a semanas de inaugurarse, se logró sin cierres totales de Insurgentes, Río Mixcoac y Eje 8 Sur.
Mención aparte merece la redignificación que vive el Zócalo capitalino. Ahí no sólo evitamos cierres a la vialidad, sino que la obra convive a diario con los miles de capitalinos que acuden a diario a visitar el Centro Histórico, y con la realización de importantes eventos como la reciente Feria de Culturas Amigas, en la que se rompió récord de asistencia, con cuatro millones de personas.
Superado el tema logístico, el nuevo reto al que se enfrenta la obra pública es entonces la socialización de los proyectos.
Caso de éxito es el propio Desnivel Mixcoac-Insurgentes, donde después de un atropellado intento de arranque se logró socializar las bondades, se transparentó toda la documentación e incluso, de la mano con los vecinos, se obtuvieron mejoras al proyecto.
Hoy los vecinos de Mixcoac comienzan a vivir los beneficios de la obra con el aumento en la plusvalía de sus hogares. A ellos, un agradecimiento por su paciencia durante la ejecución del doble túnel.
Y aunque siempre será atractivo para un grupo menor de personas generar un ambiente de especulación en cada proyecto con mentiras y desinformación, el Gobierno no cesará en campañas informativas para transparentar la información.
Una gran Ciudad merece grandes obras. Una Ciudad en crecimiento, requiere proyectos de infraestructura que garanticen su vitalidad, su movilidad, su modernidad. Hoy ya no hay duda de que la Línea 7 del Metrobús es otro ejemplo de ello. La socialización del proyecto despeja las dudas y evidencia los intereses de algunos por frenar el desarrollo de nuestra Ciudad. La Avenida más importante del país evoluciona para mejorar integralmente, con pleno respeto a su valor histórico.