Sí, leyó bien. Desahuciado. Estamos a ocho días exactos de que por mandato legal deba entrar en vigor el Sistema Nacional Anticorrupción. Con fiscal, presupuesto, autonomía y todo. Pero eso, permítame decirlo, no ocurrirá. La razón es simple: estamos atrapados en un juego de ‘vencidas’ entre el gobierno y los partidos de oposición. Sí, el mismo juego perverso de siempre cuando se trata de temas trascendentes, donde lo que importa no es el país, ni los mexicanos, ni el futuro, ni la justicia, ni la ley, ni nada. Lo único que importa sino los intereses políticos.
En las condiciones actuales, el Fiscal Anticorrupción nacerá chimuelo, manco y pobre. Como dice el Maestro Marco Fernández, investigador de México Evalúa y profesor investigador de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, el Fiscal enfrentará cuatro desafíos. 1) Que su nombramiento no sea cuestionado o deslegitimado. 2) Tiene una endeble protección legal para trabajar con independencia política y certidumbre jurídica. 3) Heredará una estructura con pobres resultados en el combate a la corrupción. 4) La Fiscalía Anticorrupción ideal requiere de mucho presupuesto.
Los partidos políticos de oposición aprobaron las reformas constitucionales y las leyes que dieron luz al Sistema Nacional Anticorrupción sin fijarse bien en lo que hacían. Los ‘chamaquearon’ y se dieron cuenta demasiado tarde. ¿Por qué? Porque el Senado solo podrá aprobar el nombramiento del Fiscal Anticorrupción la primera vez, pero será el Fiscal General de la Nación quien tendrá total libertad para removerlo y nombrar a otro. El Senado solo podrá oponerse si logra dos terceras partes de los votos, cosa que se antoja imposible. Además, el primer Fiscal Anticorrupción solo estará en el cargo hasta el 30 de noviembre de 2018. Por si fuera poco, tendrá que formar la Fiscalía a partir de una estructura burocrática de muy pobres resultados y cuyo presupuesto va a la baja. Chimuelo, manco y pobre.
Ahora que la oposición se dio cuenta de su error quiere forzar al gobierno a corregir, pero el gobierno se niega, apoyado por sus aliados en el Senado. El gobierno acusa a la oposición de retrasar el nombramiento, y la oposición no quiere pagar el costo de nombrar a un Fiscal ‘de a mentiritas’. ¿Quién ganará en este juego de vencidas? Lo previsible es que México no, y los mexicanos, tampoco. Nuestra debilidad institucional nos condena. No somos, ni hemos sido capaces de construir instituciones fuera del alcance de los políticos, inmunes a sus intereses, con solidez y autoridad moral y legal que les den credibilidad a toda prueba. Nuestros hijos lo pagarán, y sus hijos también.
Candado
Enrique Ochoa, el presidente del PRI, trabaja con el exdiputado Samuel Palma en la preparación de la XXII Asamblea Nacional. Reconoce que cuando se afilió, hace 25 años, era ‘tropa’ y no ubicaba a Palma, entonces cercanísimo colaborador y amigo de Colosio. Con el tiempo lo conoció por sus trabajos partidarios y sus textos académicos.
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