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Jesús Valencia: Manuel Camacho Solís, un indispensable

OPINIÓN

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Hace casi 21 años me incorporé a la convocatoria de Manuel Camcho Solís para la construcción de un proyecto que pretendía cambiar el régimen político mexicano. La idea en ese momento era construir un partido político que fuera el vehículo pertinente para lograr ese propósito. Él decía que el partido era un instrumento para convocar a una convergencia que trabajara por la democracia, libertades, justicia y que redujera las polarizaciones además de preparar mejores respuestas a las necesidades de los ciudadanos, sin que se perdiera la responsabilidad de la conducción de la economía. Mi admiración por él comenzó luego de su papel de gran negociador, analista político y reformador urbano, pero su intervención para lograr, junto con otros personajes un cese al fuego del Ejercito Mexicano contra el EZLN y –además- establecer una mesa de negociación con el movimiento chiapaneco, me cautivó. Yo era muy joven pero entendía que la opción no era la aniquilación de un grupo que reivindicaba causas referentes a nuestra gran deuda histórica con los pueblos indígenas de México y que logró un cambio constitucional. Así entonces, ante su convocatoria en 1996 me enrolé en la construcción de ese partido que habría de aparecer públicamente después de la elecciones de 1997. El Licenciado Camacho (como me refería a él desde entonces y hasta estos días), pensaba que teníamos que esperar a que pasara la elección para no obstruir el gran movimiento político que significaba la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la Jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal. Nos explicaba que lo prioritario para la democracia mexicana y la capital era el triunfo de Cárdenas y que nuestra labor era alentar el voto a su favor. Más allá de lo que representó para mí en experiencia y madurez las tareas posteriores de organización política que representaron la organización de 10 asambleas estatales con tres mil simpatizantes cada una y todo lo que conllevó logísticamente aquello, del Licenciado Camacho aprendí que lo importante es promover una gran reconciliación nacional, que implica que la sociedad se mire al espejo, se reconozca, acepte sus errores y de ciencias, y luego se provoque un cambio virtuoso que saque a México de nuestro subdesarrollo económico y social. Del licenciado Camacho aprendí lo importante que es la gobernabilidad para las naciones, sin ella las sociedades perderían la batalla frente a las mafias, los caciques y los intereses facciosos provocando anarquía. Nunca más vigentes que ahora sus enseñanzas. Un proyecto ganador debería tener ruta, respeto de unos a otros y así se podrían cambiar las reglas de la competencia, escoger a los mejores candidatos y candidatas y, sin duda derrotar al PRI. Pero ese acuerdo requiere de operadores con ables y negociadores de primer nivel con credibilidad social, lo cual me recuerda la falta que nos hace, a dos años de su partida el Licenciado Manuel Camacho Solís, Nos hace falta a los demócra- tas, a los partidos, a la sociedad y a México.
*Diputado PRD
@Valencia_Guzman