A los políticos los podríamos clasificar en dos: aquellos que facilitan los negocios de la iniciativa privada, los que quieren que los ciudadanos hagamos crecer el pastel económico; y aquellos que actúan con resquemor hacia el mundo empresarial, sabiéndose con el poder suficiente para inventar trámites, crear requisitos burocráticos que entorpecen la actividad económica, o ignorar a las empresas…
Tengo en mi computadora una copia de la carta que el presidente de FedEx Express México, Jorge L. Torres, envió el 10 de abril pasado al Gobernador de Michoacán Silvano Aureoles. En ella, la firma comunica a Silvano que “FedEx Express continúa con sus planes de expansión, por lo que, en agosto próximo, inauguraremos nuevas instalaciones en la ciudad de Morelia, las cuales representan una inversión significativa que tiene como objetivo el mejorar la propuesta de valor de FedEx Express en la región…”
Uno se imaginaría que, ante el rezago de una entidad como Michoacán, y ante la urgencia de que ahí se reciban inversiones de empresas globales, Silvano habría tomado el teléfono e invitado un café a Torres esa misma tarde.
No fue así. El gobernador ignoró la carta, o, más bien, la turnó —verbo de preferencia en ese mundillo— a una instancia menor (el secretario de desarrollo económico, Jesús Melgoza); que a su vez la turnó a una menor, que también hizo lo propio. Más de un mes tardó el individuo más bajo en el escalafón en procesar la solicitud; hasta que ha llegado el oficio donde se pide “me informe sobre el seguimiento de este asunto en un plazo no mayor a 5 días hábiles”.
Cuentan quienes le conocen, que si un empresario local —de los que mueven la grilla michoacana—, busca a Silvano, éste contesta de inmediato y personalmente.
De acuerdo al observatorio México Cómo Vamos, Michoacán es un estado que crece económicamente de forma vigorosa. Buena parte de su crecimiento reciente está dado por una mega inversión de la firma A. P. Moller Maersk en Lázaro Cárdenas. Esta inversión fue para una terminal portuaria semi-automática inaugurada recientemente por el presidente Enrique Peña y por el CEO de la firma Søren Skou y alcanzó los Dlls. $ 900 millones.
Pero Michoacán está super rezagada en materia de productividad, y la informalidad de la clase trabajadora es de 63.3 por ciento. Además, la violencia se ha disparado. En los primeros cuatro meses del año los homicidios dolosos crecieron más de 32 por ciento, de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública. Muchos productores de aguacate viven con miedo ante las extorsiones.
Ojalá el gobernador Aureoles se despoje de una vez por todas de las viejas formas de tratar a las empresas globales y les dé prioridad en la agenda. Sobre todo, si quiere continuar con su carrera política ascendente, como ha revelado recientemente.