Como buena lovemark, es decir, una marca de la cual te enamoras por su fuerte carga de identidad, @miseleccionmx —como se taggea el producto estelar de la FMF en sus diferentes redes sociales— atrae per se, porque se trata del representativo nacional en un país donde el futbol es el deporte más popular. Pero se traza un futuro positivo o negativo en cualquier negocio con lo que se hace en el presente.
La economía de cada región del orbe se ciñe a una lógica de mercado, es decir, de acuerdo a los deseos y alcance adquisitivo de las mayorías de personas que lo consumen. Con la referencia y carga conceptual de una identificación nacional, gane o pierda, el Tri siempre venderá para sus seguidores. #Neta
Pero también hay valores atractivos para las marcas patrocinadoras, o sea las que pagan para reevaluarse a través de una marca deportiva poderosa. Es ahí donde el Tri puede incrementar o devaluarse. El futbol profesional es un gran negocio que da de comer a millones de personas y a una economía en emboscada entrelazada con la industria principal. #Zas
La marca de una Selección Nacional debe ser atractiva fuera del país de origen porque le acarrea atributos de valor. Acá es donde Juan Carlos Osorio no logra su cometido. Las rotaciones son un concepto difícil de entender para las masas ante un clima de desinformación donde todos hablan de futbol, pero pocos lo conocen a profundidad.
En los medios, los informadores presentan una falta de capacidad para explicar lo que significan los términos de moda. El juego de percepciones arroja a Osorio como un personaje con figura de intelectual rebuscado que sólo desea satisfacerse a sí mismo con sus múltiples ensayos de improvisaciones de jugadores en posiciones que no son las naturales. Algo así como un remake vertido en reality de aquel clásico filme Furia de Titanes —dirigido en 1981 por Desmond Davies— donde se presentaba al súper Dios griego Zeus manipulando a su placer a semidioses y mor- tales con su poder natural. Esto, justo en el terreno de los mortales, no deja de ser una soberbia y prepotencia no sólo de Osorio, sino de los federativos mexicanos que aparecen como seres ignorantes incapaces de reclamarle cuentas, justo por eso, por su falta de conocimiento y personalidad.
Esa falta de cercanía con las multitudes, expresándose con un léxico no accesible para el pueblo, tampoco lo respalda. En este sentido, el Tri del Piojo Herrera era mucho más vendedor que el de Osorio: Se le recuerda como embajador de diferentes marcas de artículos y productos deportivos, bancarios y hasta de partidos políticos. #Plop
Y no, estimado fan: No sólo puede despedir a Osorio su falta de arrastre con la gente, tampoco sus resultados deportivos. El tema es que las marcas circundantes no quieren peligrar en torno a un Tri frío, con estadísticas deportivas quizás a favor, pero que no convence en el renglón de los gustos y percepciones. El estigma del doble perdedor.