Diversidad e inclusión. Dos palabras que ya están en nuestro léxico y usamos siempre. ¿Y saben qué? Es una fortuna, pues solo acostumbrándonos a ellas, estaremos más abiertos a TODO. Para mí, el estreno de Okja en Netflix es la mejor representación de eso.
El filme dirigido por el cineasta visionario surcoreano Joon-ho Bong (Snowpiercer), es una historia de amor, el más puro que puede existir entre una inocente niña criada en las montañas y una criatura que vive como outsider al ser un híbrido creado por las manos del hombre, del tamaño de un elefante y mezcla entre cerdo e hipopótamo con un toque de manatí. El lazo creado durante 10 años entre esta pequeña y el cerdo gigante, tiene su mayor prueba cuando una empresa familiar multinacional amenaza con separar a estos dos seres para convertir al animal, en la nueva forma de alimentación para el mundo, cuestión que a su vez es enfrentada por un grupo de activistas ambientales, provocando que esta ficción se convierta en una seria reflexión sobre el origen de lo que consumimos y la relación hombre-animal.
Okja, que fue filmada en 80 días en lugares como Nueva York, la Columbia Británica de Canadá y Corea del Sur, va de más a más. Arranca con un ritmo brutal que atrapa desde que empieza hasta que termina.
La diversidad en el filme está implícita desde el tipo de locaciones elegidas, pasando por un elenco multirracial que combina actores veteranos como Tilda Swinton y Jake Gyllenhaal con caras menos familiares en occidente como la de su joven protagonista Seo-Hyun Ahn.
Yo siempre he defendido el ritual de IR al cine y disfrutar de una película al estilo tradicional, pero hoy estoy más que convencida que cuando existe una buena historia, el fin justifica los medios, diría Maquiavelo. Eso es lo que está logrando Netflix con sus producciones, que creemos nuevos rituales para disfrutar de sus productos. Desde que me desperté el miércoles, estuve esperando el momento en el que subieran la peli a la plataforma de streaming para verla sentada frente a mi tv con un café y galletas, pues la vi después de comer. Aplaudo que tanto el director de la cinta, como sus productores y elenco la defendieran tanto en el festival de Cannes, en donde fue criticada, entre otras cosas, por competir en la selección oficial, siendo un filme creado para la plataforma de streaming y que no se estrenaría en ninguna sala de cine de Francia. Ya basta. Películas como éstas hay que verlas, ¿Cómo? ¿En dónde? ¡Qué más da!. Hay que verlas y conversar sobre ellas.
Columna anterior: las maldecidas hijas de Abril