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¿Es posible escapar de las tourist traps?

OPINIÓN

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La respuesta más acertada que podemos dar comienza una tarde en Londres, buscando la mejor manera de visitar Stonehenge. El sitio arqueológico es el mayor atractivo turístico de Inglaterra, así que quisimos ser cautelosos para evitar las hordas que, según internet, lo atiborran siempre. Stonehenge, igual que muchas visitas obligadas del mundo, no es una tourist trap, pero sí un imán para ellas: hay montones de tours y restaurantes cuchos dispuestos a interceptarte en el camino. Preferimos planear la visita a pelo: compramos entradas en el sitio web (16.5 libras each), boletos de tren a Salisbury, la estación más cercana a Stonehenge (26 libras each), elegimos la mejor hora para llegar. Cada vez que Google nos ofrecía tours, resoplábamos con desdén: ¿por quién nos tomas, buscador mamón? ¿Crees que somos novatos? Bah. Por fin llegamos a la estación de Salisbury, a unos 10 kilómetros del sitio. Sintiéndonos viajeros experimentados, asumimos que habría un transporte público, pero no: sólo había un camioncito turístico, con el creativísimo nombre de “The Stonehenge Tour”, que nos llevaba y nos regresaba a la estación por 15 libras each. De Stonehenge no diremos mucho: contrario a lo que nos habían dicho, sí pudimos hacer fotos donde no aparecen otros turistas, e incluso tuvimos un horrendo clima que nos recompensó con imágenes hermosas. Es la cosa más vieja que hemos visto; disfrutamos cada grieta enmohecida. Diríase: con esas piedrotas fuimos felices. Pero volvimos al camioncito. Ya sin prisa por llegar a Stonehenge, pusimos atención en un volante informativo. The Stonehenge Tour vende un tour completo desde Salisbury, con transporte y boleto incluido: 29 libras each: 5 libras menos que lo que pagamos nosotros. Nos sentimos medio timados, pero nos dijimos que el círculo primigenio bien vale un error así. La depresión llegó cuando se nos ocurrió ver por pura curiosidad el costo de los tours a Stonehenge desde Londres, todo incluido: 49 libras each; 8 libras por cabeza menos de lo que nosotros gastamos; 16 libras: dos fish and chips, casi dos entradas al teatro en el Shakespeare´s Globe, varios trenes… ese dinero cambia, si no la vida, al menos un día. Y al diablo las piedrotas. De modo que, ¿es posible escapar de las tourist traps? Otro ejemplo, más corto, en palabras de nuestro querido amigo Jesús: “sí, Angelina es mega turístico y todos lo quieren conocer porque ahí desayunaba Coco Chanel; sí, es carísimo; sí, está siempre lleno, sí; pero no hay en París un mejor chocolate caliente que el de Angelina, con o sin turistas”. De tourist traps, tanto en Londres como en París como en el resto del mundo, se puede escapar, claro. La pregunta es: ¿en serio uno quiere escapar de todas las tourist traps, o hay veces en que nomás nos estamos pasando de hipsters? --- Sobre los autores Carlota Rangel y Ruy Feben son otra clichetera pareja que está dando la vuelta al mundo. Sólo que ellos son mexicanos, escritores, y recorren los diferentes destinos del planeta para visitar tanto los sitios más estereotípicos como los secretos mejor guardados. Desde allá envían sus hallazgos en esta columna y publican postales fortuitas en su blog, senaleshumo.com. IG: @las.senales.de.humo FB: @las.senales.de.humo