Cuando se habla de la brecha digital, generalmente se refiere a aquella población que no tiene ningún tipo de conectividad. En ese sentido, la mayoría de las políticas públicas se han enfocado en incrementar el número de ciudadanos y empresas conectados a Internet.
Sin embargo, proveer únicamente de conectividad a Internet no garantiza necesariamente que tendrá un impacto positivo en el individuo y sus comunidades, por lo que ciertas políticas podrían no estar cerrando de manera efectiva la brecha digital existente o creando el ambiente adecuado para que el Internet se convierta en una herramienta con impacto económico.
La cuarta encuesta de usuarios del IFT correspondiente al cuarto trimestre del 2016 nos proporciona una idea de cómo la mayoría de mexicanos utilizan el internet. El 71% de los encuestados señaló utilizar el servicio de Internet fijo para cuestiones personales contra 54% para la escuela y 43% para el trabajo. En el caso de telefonía móvil, el 90% aseguró que utiliza el servicio para cuestiones personales, muy por encima del 57% que lo usa para el trabajo y el 31% que lo utiliza en la escuela.
Más aún, las dos principales actividades que predominan en el uso del Internet mediante smartphones son mensajería y redes sociales con más del 80% de encuestados. Aunque hay otras que comienzan a tener participación como las transacciones bancarias, éstas aún tienen una participación mínima (16% en áreas urbanas).
El INEGI también indicaba que aproximadamente el 72% de las empresas en el país no utilizaban el internet, de las cuales, el 47.3% consideró que “no lo necesitaba”.
El llamado Internet industrial, referente a la digitalización de diferentes verticales de negocios y otros sectores de la economía, y que previsiblemente llegará en la forma del Internet de las Cosas (IoT), Big Data o sistemas inteligentes, potenciará la entrada de Internet a los procesos productivos, tanto para los individuos como para las empresas.
Y aunque no se trata de reducir al mínimo el uso de redes sociales, considerando que éstas también pueden apoyar las actividades productivas, es necesario apoyar a las empresas para incrementar el uso de herramientas digitales en las industrias, lo que permitiría incrementar su eficiencia, agregar más valor e incrementar la productividad. Por ejemplo, automatización de procesos, herramientas de monitoreo de activos, administración de bases de datos en la nube, entre muchas otras aplicaciones disponibles.
Esta nueva etapa aún requiere de un trabajo conjunto entre empresas y gobierno. Por un lado, las empresas de tecnología que requieren desarrollar las nuevas aplicaciones y soluciones para diversas verticales; mientras que el gobierno debería implementar políticas de digitalización para las empresas, ya sea a través de estímulos fiscales, programas de alfabetización digital o mediante su propia actividad en la entrega de servicios públicos.
Por Efrén Paez