Mancera y su excesiva regulación urbana

Somos un país donde la excesiva regulación termina marcando el camino a la ilegalidad, la sobrereglamentación en la práctica induce a la población a darle la vuelta a la ley y el desarrollo urbano en la Ciudad de México es emblemático de este tema. Los constructores del país se muestran preocupados porque el proyecto de la nueva Constitución de la Ciudad de México ha generado incertidumbre en el sector. Lo que les causa confusión es la falta explícita del derecho a la propiedad privada (que pone en un sitio de vulnerabilidad el patrimonio de los capitalinos), el privilegio del interés público en obras urbanas, la propiedad ociosa con fines de especulación y los cambios regulatorios que han restringido el suelo desarrollable, lo que ocasionó que el precio de la vivienda en la capital del país haya crecido más que la media nacional. Gene Towle, socio director de Softec, nos compartió que la nueva Ley de Vivienda y la Ley de Estacionamientos vienen a aumentar la incertidumbre en el mercado de la Ciudad de México. Desde su punto de vista, todos estos factores han incidido de forma negativa en las ventas mensuales de vivienda en la zona metropolitana de la capital; que de acuerdo con su estudio se vendieron casi 10 mil unidades menos en el último trimestre de 2016. También hay que sumar que en la práctica hay abusos. Los constructores nos cuentan que por tanta regulación se han hecho acreedores de denuncias de chantaje por parte de los vecinos en donde llegan a edificar. A la Ley de Desarrollo Urbano le agregó un artículo más, el 162; que se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México el pasado 24 de marzo de este año, y que especifica que los vecinos podrán actuar de manera jurídica si consideran que los desarrolladores vienen a alterar su armonía o “se consideren afectados en su patrimonio”. La medida parece positiva, pero grupos vecinales han tomado la herramienta para acusar a los constructores, sin razón alguna, de daño; y de ahí al tiempo de que averigüe la autoridad, la obra ya se paró, generando pérdida de empleos y productividad. Otra de las formalidades del gobierno de la ciudad, fue la solicitud para tramitar una Cédula de Publicitación, es un trámite más del desarrollador, que después de obtenerlo, tiene que poner un letrero visible y de gran tamaño de los datos generales de su obra en el terreno a construir. Hablando en plata, la estimación de la inversión inmobiliaria nueva en la CDMX será de 50 mil millones de pesos al año entre vivienda e inmuebles comerciales y el valor estimado del parque inmobiliario activo es de cuatro mil millones de pesos (equivalente a 20 por ciento del PIB), una cifra nada despreciable. Así que valdría la pena que antes de la salida del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, para contender la Presidencia, acabe por definir las nuevas reglas y no se queden esperando empleos como si fueran una moneda en el aire. Columna anterior: Doctoralia, la medicina de los médicos